Por ahora bajo el nombre de la maestra Piñón tienen un canal de YouTube con videos de algunas canciones infantiles escritas por ella, en las que se observa a los títeres como personajes centrales, los cuales fueron grabados durante la emergencia sanitaria que vive el país.
“Los videos son caseros, pero esta pandemia nos ha llevado a aprender y utilizar recursos tecnológicos que ya estaban ahí, pero ahora tenemos la necesidad de usarlos y son un apoyo para que los maestros impartan clases desde casa”, agrega Piñón.
Los creadores de este proyecto comentan que éste nació en el confinamiento. “Hemos respetado lo más posible el no salir de casa y el primer video fue uno de un flamingo, preparamos la canción y grabamos dentro en los espacios del hogar y atrás de casa”, menciona la cantautora.
Además de esto, hacen talleres en línea de elaboración de títeres con materiales como esponja, papel construcción y otros reciclados. Los personajes que crean son originales.
Soto es el creador de la mayoría de ellos. Comparte que desde que era estudiante de magisterio aprendió a elaborarlos y disfruta de crearlos.
“Vemos en el títere un gran apoyo porque desde el momento que uno lo toma entre las manos, la atención se va sobre el personaje y es mágico, así que es un amigo más para poder trabajar y enseñar a los niños diversidad de temas”, dice Soto. Recientemente la pareja dio un taller virtual en el Foro Latinoamericano de Educadores Musicales, Fladem-Guatemala.
Durante esta experiencia también han escrito canciones, una de ellas dedicada al coronavirus y tienen un personaje llamado Covidio Coronado.
Aunque por lo regular es una alternativa para los preescolares no tiene que limitarse a esas edades. Piñón también dice que “el títere tiene voz propia y a veces dice lo que uno no se atreve a decir y al ser ingenioso atrae a niños y adultos”.
Los nuevos retos
No imaginamos todos los efectos de la pandemia y el educador musical tiene diferentes escenarios y se las ingenia para seguir con su labor, dice Piñón.
Los maestros se han inclinado por diversas aplicaciones, algunas los llevan a armar videos colaborativos de los niños tocando y cantando. Todo esto los ha motivado a aprender sobre tecnología. “Algunos catedráticos pagan de su propio bolsillo programas y licencias para seguir con la enseñanza desde casa”, agregan los entrevistados.
Los maestros invitan a perder el miedo y experimentar con diferentes proyectos para los niños. Estos pueden aplicarse a cualquier materia.
“Reconocemos que la clase de música es diferente a la presencial, pero una buena parte de ella sí se puede trabajar”, añade PIñón. También lamenta que no toda la población tenga acceso a internet, actualmente en en la Escuela Normal de Música, donde Piñón da clases, tienen una ausencia del 50 por ciento de alumnos. No todos tienen estos servicios y a veces logran hacer una recarga que no les aguanta más que para una clase, pero no para sus tareas o conectarse a otra sesión, ejemplifica.
Así nacieron los títeres
Piñón también ha trabajado como tallerista y capacitadora en el área de preprimaria para darles ideas a los maestros y que hagan actividades con música para que esta se convierta en un elemento importante dentro del salón de clases.
Piñón recuerda que en el 2013 pasó una época difícil porque se quedó sin trabajo y encontró un colegio donde dar clases a los niños de uno a cuatro años, “lo pensé mucho porque era un reto grande ya que no había trabajado antes con esas edades, en las cuales se necesitan actividades lúdicas”, recuerda.
Pero, ese trabajo fue importante porque empezó a crear música y canciones para enseñarles a los niños las diferentes temáticas y así nacieron algunos personajes, la inspiración venía en todo momento y las grababa en audios de voz en su teléfono. En total fueron tres años, “me reinventé como maestra y descubrí que cuando uno se propone ser creativo puede hacerlo”, recuerda la Piñón.
Piñón comenta que esa oportunidad le enseñó que existe miedo al cambio, como en esta pandemia que todo lo está modificando, pero al atreverse y salir de la zona de confort se logran aprendizajes importantes.
Después de tres años la despidieron y aunque se deprimió un poco, su compañero de vida, Soto, la motivó a que tomara todas las canciones y él les hizo arreglos musicales, al punto que el proyecto se convirtió en un disco que presentaron en el 2017, llamado El Tigrillo, 12 canciones para chiquitos y una zamba para papá.
El disco fue patrocinado con presupuesto propio, un amigo les hizo las ilustraciones y a raíz de esto se han presentado con los personajes de sus canciones en diferentes instituciones educativas. “Todo se hizo de manera gratuita, participaron músicos en vivo que se disfrazaban de los personajes: un mono, jirafa, un león, entre otros”, recuerda.
Piñón comenta que tiene algunas canciones en lista que podrían llegar a convertirse en un segundo disco.
No somos titiriteros, pero estos personajes son un “recurso”, aunque no me gusta llamarlo así porque cada uno tiene su propia personalidad y hasta podría llegar a considerarse que son compañeros de trabajo, afirma Piñon.