Moda y Estilo

Es hora de acabar con el racismo en la industria de la moda. ¿Pero cómo?

El 1.° de junio, Tom Ford, presidente del Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos (CFDA, por su sigla en inglés), envió una carta al consejo acerca de su reunión el día siguiente.

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Aurora James, fundadora y directora creativa de Brother Vellies, en su departamento en Nueva York el 27 de agosto de 2018. (Nina Westervelt/The New York Times)

Aurora James, fundadora y directora creativa de Brother Vellies, en su departamento en Nueva York el 27 de agosto de 2018. (Nina Westervelt/The New York Times)

Quería que el consejo abordara las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter en contra de la injusticia racial, dijo, y el racismo sistémico en la industria de la moda.

Casi todos participaron en la reunión en Zoom: Michael Kors, Virgil Abloh, Prabal Gurung y Vera Wang fueron algunos de los participantes. Alguien que formó parte de dicha reunión dijo que fue una discusión “animada” pero que nadie se enojó. El grupo acordó que se emitiría una declaración y se escribiría un plan de acción. Todos fueron invitados a enviar sus ideas por correo electrónico.

Dos días después, se hizo pública la declaración.

“Alzar la voz de manera clara en contra de la injusticia racial, la intolerancia y el odio es el primer paso, pero no es suficiente”, decía, junto a cuatro iniciativas que seguir. Estas incluían un programa de empleo encargado de colocar talento negro en todos los sectores del negocio de la moda para ayudar a tener una industria racialmente equilibrada.

Sin embargo, no todas las ideas que habían sido enviadas fueron incluidas. Y no a todos les gustó el resultado.

Kerby Jean-Raymond, diseñador de Pyer Moss y miembro del consejo del CFDA, le dijo a Highsnobiety, que se trataba de una “declaración tibia y color de rosa que no abordaba el problema”. De manera específica, dijo, no abordaba la brutalidad policiaca y lo que la industria de la moda podría hacer al respecto. (Jean-Raymond no estuvo disponible para hacer comentarios para este artículo).

Más de 250 profesionales negros de la moda, que se hacen llamar la Iniciativa Kelly, enviaron una carta pública al CFDA en la que acusaron a la organización de permitir “que prosperen culturas explotadoras de prejuicio, participación simbólica y discriminación laboral”, y anunció un plan más robusto, enfocado en la rendición de cuentas.

Después, Aurora James, fundadora y directora creativa de Brother Vellies, introdujo el Compromiso del 15 por ciento, que hace un llamado a las tiendas minoristas para dedicar el quince por ciento de su espacio en estantes a productos fabricados por compañías de propietarios negros.

Y después resultó que otra organización, el Consejo Black in Fashion, estaba siendo creada por Lindsay Peoples Wagner, editora de Teen Vogue, y Sandrine Charles, consultora de relaciones públicas. “Fundada para representar y asegurar el avance de las personas negras en la moda y la industria de la belleza”, de acuerdo con la misión de la organización, une “a un grupo resiliente de editores, modelos, estilistas, ejecutivos de medios, asistentes, creativos independientes y accionistas de la industria” para “crear una nueva base desde la cual fomentar la inclusividad”.

De pronto el debate ya no se trataba del racismo sistémico en la moda, sino de cuán lejos estaba dispuesta a ir la industria para estar en la vanguardia del cambio social, y de quién tenía la mejor posición para dirigir la misión.

“Las revoluciones siempre comienzan fragmentadas”, dijo Prabal Gurung, miembro del consejo del CFDA y diseñador criado en Nepal que ha sido defensor de la inclusividad. “Después, cuando estemos unidos, el verdadero cambio ocurrirá y haremos historia”.

No obstante, ¿estos grupos diferenciados pueden trabajar en conjunto para transformar el mundo estadounidense de la moda, o acaso las diferencias ideológicas y estratégicas que este momento específico ha expuesto disiparán su efectividad a largo plazo? Quizá parezca que es un problema dentro de la industria, pero, debido a la posición de la moda como pilar cultural, la respuesta tiene repercusiones amplias.

“Este no es el momento de hacer concesiones”

Virgil Abloh, fundador de Off-White y diseñador de ropa para caballero de Louis Vuitton, así como miembro del CFDA, dijo que, en su opinión, el CFDA debía “defender los derechos de las personas negras en la industria de la moda”.

“Cualquier cosa menos que eso es una concesión, y este no es el momento de hacer concesiones”, comentó.

Durante décadas, el Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos, que fue fundado en 1962 por la publicista Eleanor Lambert para promover la moda estadounidense, ha funcionado como un organismo central de la industria. Es más célebre fuera de la moda por los premios anuales del CFDA, que suelen ser descritos como “los premios Oscar de la moda estadounidense”.

La organización ha estado activa en el cabildeo de asuntos de la moda (por ejemplo, la protección de la propiedad intelectual y los derechos migratorios), así como para recaudar dinero destinado a becas, el cáncer de mama y asuntos relacionados con el VIH y el sida. En años recientes, también se ha enfocado en asuntos como la salud y la seguridad de las modelos.

No obstante, aunque el CFDA a menudo se considera un “organismo gobernante” de la moda, no lo es. No tiene el poder para regular a sus casi 500 miembros diseñadores. Tampoco tiene autoridad sobre las tiendas minoristas ni los creativos asociados de la industria, como los profesionales de la industria de la belleza. Como resultado, dijo Gurung, el “CFDA está haciendo el trabajo que siempre hace y, aunque ofrece apoyo a la industria, ante tantos sentimientos inmediatos e instintivos, ese trabajo quizá ya no sea suficiente”.

“Están trabajando en planes para ponerlos en acción”, comentó. “Mientras tanto, hay una carta firmada por 250 personas que quieren un cambio en este momento”.

Esa carta de la Iniciativa Kelly —que lleva el nombre de Patrick Kelly, el diseñador afroestadounidenses que en 1998 fue el primer miembro estadounidense introducido en la Chambre Syndicale du Prêt-à-Porter, la organización francesa de diseñadores de moda— fue concebida por Kibwe Chase-Marshall, escritor; Jason Campbell, editor; y Henrietta Gallina, directora creativa, y firmada por un amplio rango de profesionales negros de la moda, no solo diseñadores. Exige que el CFDA lleve a cabo un censo en toda la industria para recoger y publicar la demografía racial de sus organizaciones miembro; y que participen en auditorías externas para asegurar la rendición de cuentas y la transparencia.

“Uno de los elementos clave del cambio, especialmente respecto de la diversidad y la inclusión, son los parámetros”, dijo Chase-Marshall. “Necesitas recolectar algunos datos, desarrollar referencias de cómo sería un espacio verdaderamente inclusivo y después establecer metas y cambiar calendarios también”.

James, de Brother Vellies, que no estaba enterado de la Iniciativa Kelly, también consideró que los parámetros son la clave cuando introdujo el Compromiso del 15 por ciento.

“El compromiso comenzó como una respuesta emocional que necesitaba una solución cuantitativa”, comentó. “Estaba viendo todos los mensajes que las personas estaban compartiendo en mi correo electrónico y en mi red acerca de esas tiendas minoristas que decían que estaban de nuestro lado. Así que, aunque yo, como mujer negra, me encontraba en un estado de desolación, yo, como propietaria negra de un negocio, pensé: ‘Muy bien. ¿Cuál es el parámetro que puedo asociar con la liberación de esta pena?’”.

De acuerdo con James, los negocios de propietarios negros constituyen el 1,3 por ciento de las ventas minoristas totales en Estados Unidos, a diferencia del 88 por ciento de las ventas totales de los negocios de propietarios blancos. Dado que las personas negras conforman el quince por ciento de la población estadounidense, el compromiso en parte se trata de tener una representación equitativa en el espacio en estantes. También se trata de crear infraestructuras y redes para sustentar los negocios de propietarios negros en cuanto tengan representación.

“A menudo se trata de la falta de acceso a capital”, comentó James. “Incluso llegar frente a algunas de estas tiendas minoristas es muy difícil”.

‘Es un gran sueño y una gran meta’

El surgimiento de estas iniciativas diferentes de justicia racial es un reconocimiento de la inefectividad percibida del CFDA y una respuesta a las muchas maneras en que las desigualdades raciales permean la industria de la moda. No obstante, también reflejan la dificultad de impulsar a una comunidad tan difusa y variada en términos de disciplinas, estructuras organizacionales, y acceso a capital y recursos.

Por eso es que el Consejo Black in Fashion, que será anunciado de manera oficial esta semana, tiene como propósito ser una organización coordinadora para distintos tipos de iniciativas, mientras también crea un índice para calificar a las marcas según su progreso. Esto será lo que los fundadores llaman “un informe público anual y una boleta de calificaciones para que las industrias de la moda y la belleza rindan cuentas del gran trabajo que han hecho y las áreas que necesitan mejorar”. (El consejo también podría incluir a compañías de medios y publicitarias como Condé Nast, el empleador de Peoples Wagner, y todas las organizaciones miembro tendrán que comprometerse con su seguimiento durante tres años).

Peoples Wagner y Charles señalaron que ya tienen a 400 miembros que se inscribieron de toda la comunidad negra de la moda. “Estamos viviendo la cultura de la cancelación en este momento, pero queremos llegar a la cultura de la rendición de cuentas”, comentó Peoples Wagner. “Cualquier marca puede prometerle un millón de dólares a la NAACP en Instagram, pero ¿quién hará el seguimiento para ver que de verdad lo hicieron?”.

“Hay fuerza en los números, y no tiene sentido ser divisivos”, continuó. “Para hacer un cambio, de verdad necesitamos unirnos. Es un gran sueño y una gran meta, pero creemos que puede lograrse”.

Aunque Peoples Wagner y Charles están en contacto con el CFDA, rechazaron hablar de la Iniciativa Kelly. Al mismo tiempo, los fundadores de la Iniciativa Kelly dijeron que hasta el 23 de junio no habían recibido ninguna respuesta del CFDA.

Chase-Marshall dijo que la única forma de respuesta a su carta que la Iniciativa Kelly tenía del CFDA provino de una declaración dada a Vogue Runway. En ella, dijo, el CFDA “señaló que habían sido contactados por varias iniciativas, y han seleccionado a las que apoyarán”.

Bethann Hardison, exmodelo y agente de modelaje que ha estado activa en asuntos de diversidad durante décadas y que también forma parte de los consejos asesores del Consejo Black in Fashion y el CFDA, dijo que entendía la tensión y la frustración.

“Alguna vez fui militante”, comentó. “Solíamos atacar a la NAACP. Eso pasa cuando la gente está enojada y quiere un cambio. ¿Pero me alegra que no cayera víctima de esos ataques y soportara la prueba del tiempo? Sí, lo estoy. Mucha gente está enojada ahora. Y no puedes cambiar esa furia. Pero voy a trabajar con el CFDA porque puedo usarlo. Puedo usarlo como el consejo me usa a mí”.

Tracy Reese, vicepresidenta del CFDA y su más antiguo miembro afroestadounidense, en su estudio en Detroit el 13 de agosto de 2019. (Brittany Greeson/The New York Times)