Tratamientos: esperanzas y expectativas
Dexametasona
Barato y ampliamente disponible, este esteroide por ahora es la única medicina que pareciera disminuir la mortalidad de un paciente enfermo de COVID-19. Sin embargo, solo se aplica a los pacientes más graves, es decir, a aquellos conectados a respirador artificial y, en menor medida, a aquellos que reciben oxígeno pero sin intubación.
De acuerdo a los resultados preliminares del estudio británico Recovery, la dexametasona reduce la mortalidad en un tercio de los casos. Estas conclusiones aún están por publicarse en una revista científica, pero el gobierno británico comunicó el 15 de junio pasado que comenzaría a aplicar este tratamiento de forma inmediata.
Este remedio tiene un potente efecto antiinflamatorio y se receta generalmente contra reacciones alérgicas, el asma y para tratar la artritis reumatoide.
Remdesivir
Este antiviral fue promovido oficialmente por Estados Unidos a fines de abril, anunciando que acorta el tiempo de recuperación de las personas contagiadas. A fines de mayo, la revista New England Journal of Medicine publicó los resultados preliminares de un estudio confirmando dichas afirmaciones.
Sin embargo, el remdesivir solo reduce el tiempo de recuperación de los hospitalizados de 15 a 11 días en promedio, y no incide sobre la mortalidad.
El tratamiento del COVID-19 con este medicamento ya ha sido autorizado en Estados Unidos y Japón, mientras que en Europa aún evalúan su autorización.
Fabricado por el laboratorio Gilead, el remdesivir fue inicialmente desarrollado, en vano, contra la fiebre hemorrágica del ébola.
Hidroxicloroquina
Promovida por Donald Trump y el controvertido médico francés Didier Raoult, este tratamiento aún no probó su eficacia. Al contrario: el ensayo clínico Recovery concluyó que la hidroxicloroquina no tiene efectos beneficiosos contra el COVID-19. Por eso mismo, Estados Unidos retiró el 15 de junio pasado la autorización de su uso contra esta nueva enfermedad. Asimismo ocurrió con la cloroquina, un medicamento similar.
Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el 17 de junio la suspensión de los ensayos clínicos de esta medicina.
La hidroxicloroquina ha sido recetada, originalmente, contra la malaria o enfermedades autoinmunes. Sin embargo, durante la pandemia del covid-19 ha estado en el centro de una polémica, incluso con aristas políticas y marcada por un escándalo académico, cuando a inicios de junio la revista científica The Lancet retiró un estudio sobre este remedio.
Una farmacia completa
Además de estos tres medicamentos, muchos otros están en evaluación. En total, son más de mil los ensayos clínicos en todo el mundo, según esta base de datos de The Lancet.
En el listado, destaca la combinación de dos medicamentos contra el VIH (lopinavir y el ritonavir); la transfusión de plasma sanguíneo de personas recuperadas a quienes están contagiados; la clorpromazina (un antipsicótico) y el tocilizumab, que podría luchar contra el fenómeno inflamatorio responsable de los casos más graves.
De todas maneras, gran parte de los especialistas coinciden en que la clave estará en dar con una combinación de medicamentos, con el fin de sumar sus efectos.
Vacunas: una carrera acelerada
De acuerdo a la OMS, existen 11 ensayos clínicos en curso para posibles vacunas contra el COVID-19 y cinco se desarrollan en China. Este país busca ser el primero en dar con la solución, y no duda en autorizar procedimientos acelerados.
Los ensayos clínicos que aún son “candidatos a vacuna” están en la fase 1, es decir, su objetivo es evaluar la seguridad del producto. Luego, en la fase 2 ya evalúan su efectividad.
Por ahora solo se han publicado resultados parciales, algunos descritos como “alentadores”. Entre los más avanzados está el proyecto de la Universidad de Oxford junto a AstraZeneca, y el estudio chino de la Academia Militar de Ciencias Médicas y de la compañía farmacéutica CanSinoBIO.
La OMS contabiliza 128 proyectos de potenciales vacunas que se encuentran en fase previa. En tanto, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres cuenta 194 proyectos en total, de los cuales 17 están en ensayos clínicos.
Diferentes enfoques
La OMS clasifica los cientos de proyectos en curso en ocho categorías que corresponden a los tipos de vacunas probadas o, por el contrario, experimentales.
Por un lado, están las vacunas clásicas del tipo “vivo atenuado” o “inactivado”. Éstas se basan en proteínas y contienen un antígeno para el sistema inmune, sin partículas virales.
También están los proyectos de vacuna con “vector viral”, que usan técnicas avanzadas para fabricar un virus cuyo propósito es provocar una respuesta inmune en el cuerpo.
Por otro lado existen las vacunas de ADN o ARN, que utilizan piezas de material genético modificado.
Un trabajador empaqueta vacunas contra la rabia en el laboratorio de la compañía Yisheng Biopharma, donde investigadores intentan desarrollar una vacuna para el covid-19 en Shenyang, China, el 9 de junio de 2020
¿Cuándo?
La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aseguró a mediados de mayo que, siendo optimistas, la vacuna podría estar lista dentro de un año. Pero los más optimistas confían en tener resultados a fines de 2020 para así evitar una segunda ola de la pandemia que podría afectar el hemisferio norte con la llegada del próximo invierno.
Por ejemplo, Estados Unidos espera distribuir 300 millones de dosis de vacunas en el marco de su operación Warp Speed en enero de 2021. Esta cantidad cubriría, prácticamente, a la totalidad de su población, mediante el financiamiento y apoyo a los laboratorios.
En China, por otro lado, la compañía farmacéutica Sinopharm, a cargo de dos posibles vacunas, confía en lanzarlas al mercado entre fines de este año e inicios de 2021.
Alemania, Francia, Italia y los Países Bajos firmaron un acuerdo con el grupo AstraZeneca para garantizar el suministro de 300 millones de dosis de su eventual vacuna a la Unión Europea.
El precio
Los grupos farmacéuticos han reiterado que pretenden poner su vacuna a un precio razonable e incluso a precio de costo.
AstraZeneca se comprometió a “no sacar ganancias” con esta vacuna, según su presidente para Francia Olivier Nataf, con un precio cercano a los 2 euros (2,24 dólares) por dosis.