LIBERAL SIN NEO

Mejores prácticas como punto de partida

Pensando en la propuesta de reforma judicial constitucional, ingresé en un sitio de búsqueda la frase “mejores prácticas para la nominación de corte suprema”. La búsqueda devolvió 32 millones de documentos. Examinar una selección de los mejores 10 de los primeros cien documentos arrojados por esta búsqueda sería un buen punto de partida. Con seguridad sería mejor que reunir a un conjunto de intereses sectoriales y ONG para diseñar un nuevo método para nombrar a los magistrados de la CSJ y la CC.

' La selección y nombramiento de magistrados no es un asunto de representatividad.

Fritz Thomas

El primer problema que le veo a la propuesta presidencial de reforma judicial constitucional es que da demasiada importancia a los nominadores y muy poca a la calidad de los jueces-candidatos. El segundo es pensar que socializar el diseño pueda generar una ley que cumpla con los fines que se persiguen, sin caer en la transacción de intereses necesaria para producir consenso. Parafraseando a Manuel F. Ayau, el consenso, como el voto, es un método efectivo para conocer la opinión de la mayoría en un momento dado, pero no para encontrar la verdad ni la justicia.

La forma propuesta para nombrar a los magistrados, tres cada uno por parte del Ejecutivo, Congreso, Cang, Usac y universidades, no es más que comisiones de postulación light. No es un asunto de representatividad. En la democracia representativa, funcionarios electos en el Ejecutivo y el Legislativo representan a la sociedad. Los magistrados no son representantes de la sociedad, son representantes de la ley, idealmente árbitros neutrales. ¿Qué beneficio puede traer ampliar a 15 el número de magistrados de la CSJ? “¿Representar” a diferentes órganos y “sectores”?

Las personas que integran la CSJ y CC están en la cima de la pirámide del sistema de justicia y están llamadas a ser los supremos árbitros para dirimir con imparcialidad y apego a la ley los conflictos que surgen en la sociedad. Es razonable suponer que se quiere nombrar a los “mejores” jueces para integrar estos cuerpos colegiados tan importantes para la sociedad, y hay abundante literatura que describe estos perfiles. El problema real es cómo se “descubre” o encuentra a estos individuos y de qué manera se les lleva a los puestos. El modelo de “concurso de belleza”, en el que postulantes se ofrecen y compiten por los puestos ante un jurado, es inapropiado. El objetivo sería descubrir a los mejores jueces, no declarar victoriosos a los mejores operadores políticos, para ocupar las más altas magistraturas.

La independencia judicial es uno de los elementos más importantes. Usualmente se discute la independencia judicial con respecto a los otros órganos del Estado, Ejecutivo y Legislativo, así como intereses políticos o gremiales. Opino que es igualmente importante definir independencia en términos de los prejuicios, creencias e inclinaciones políticas del propio juzgador. El juez, o en este caso el magistrado, es fiel a su esencia cuando es neutral y decide en base a los hechos del caso y la ley.

Si bien es inoportuno generar un proyecto de ley por medio de un ejercicio con sectores de interés y ONG, consideraría débil la posición de generar un solo proyecto. Es sano que surjan diferentes propuestas y proyectos de ley. De hecho, un problema serio y motivo por el cual surge mucha mala ley, es que generalmente solo se conoce un proyecto. Sugiero buenas prácticas en países con los estados de Derecho más fuertes, como punto de partida. Por cierto, sobre el tema de reformas constitucionales y el principio de primero en tiempo, primero en derecho… ¿y Pro Reforma? Ni siquiera se le dio el curso que manda la ley.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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