Por ello el país debe establecer acciones dirigidas a las mipymes y generación de empleo, pero también diseñar una recuperación económica que abarque a la población vulnerable, según expone en esta entrevista a Prensa Libre.
Scuriatti ingresó al BM en 1993 y ha ocupado diversos cargos. Tiene una maestría en Asuntos Internacionales y Economía por la Universidad George Washington y una maestría en Cultura y Lenguaje Español por la Universidad Middlebury, de EE.UU.
¿Cómo ve la situación en Guatemala, tanto la emergencia por coronavirus, como los problemas recurrentes que tiene el país?
Guatemala tiene la economía más grande de Centroamérica, con un desempeño macroeconómico estable. Al mismo tiempo es bien conocido que el país enfrenta enormes desafíos, como altas tasas de pobreza, de desnutrición crónica infantil y de desigualdad en el acceso a servicios elementales. Los indicadores del país en capital humano, como salud y educación, son similares a los de países más pobres.
Vemos que Guatemala tiene gran potencial para hacer un empuje fuerte hacia una sociedad con mejor calidad de vida y más oportunidades de desarrollo para todos. Esto supone, por ejemplo, inversiones prioritarias en salud, educación y protección social, para promover que las personas, sobre todo las más vulnerables, alcancen su potencial y puedan integrarse a la fuerza laboral y competitiva del país.
También implica instituciones sólidas, con capacidad para proveer servicios públicos de manera eficiente y transparente, y mayores avances hacia un clima de negocios competitivo, incluyente e innovador, capaz de generar más empleos de calidad
¿El Banco Mundial tiene actualmente dos proyectos activos por US$300 millones en Guatemala para apoyar, entre otros temas, reducción de la desnutrición crónica infantil. ¿Auditarán su uso porque a pesar de esfuerzos similares no disminuyen esos indicadores?
Se requiere de esfuerzos amplios y sostenidos para mejorar los indicadores de salud y nutrición infantil. Guatemala ha demostrado que puede tener progresos. Entre 1990 y 2013 la mortalidad de menores de 5 años disminuyó significativamente de 81 a 31 muertes por cada 1,000 nacimientos vivos, y la mortalidad infantil disminuyó de 60 a 26 muertes por cada 1,000 nacidos vivos.
De igual forma, el retraso del crecimiento infantil ha disminuido lentamente, de un 55 por ciento entre niños menores de 5 años en 1995 a un 46.5 por ciento en 2015.
Hay avances, pero falta mucho, y la reducción de las tasas de desnutrición crónica infantil en Guatemala va a requerir esfuerzos amplios y sostenidos, más aún bajo el contexto actual. Nuestro proyecto Crecer Sano se enfoca en siete departamentos, y es una buena base, pero se necesita mantener esfuerzos que cubran todo el país, con un compromiso amplio y a largo plazo. Es importante que la reducción de la desnutrición crónica infantil siga siendo una prioridad y redoblar esfuerzos, incluso en medio de la crisis por la pandemia actual.
Ante la emergencia por el coronavirus ¿qué acciones trae el Banco Mundial a Guatemala?
Se facilitó el acceso inmediato a fondos para respaldar la respuesta ante la pandemia, mediante el desembolso de US$199 millones de un proyecto aprobado en 2019, preparado para responder a emergencia sanitarias como la actual.
Hemos preparado de manera expedita el proyecto de inversión en salud de US$20 millones y estamos apoyando los planes del gobierno para construir tres hospitales temporales adicionales, para ampliar la capacidad de atención por la covid 19. Nuestro financiamiento siempre se otorga en términos concesionales, con periodos de gracia de cinco años o más y plazos largos para el repago, de hasta 30 años.
Estamos aportando asistencia técnica no reembolsable para esta etapa de emergencia y para planificar la recuperación económica.
Hemos empezado el diálogo con las autoridades para diseñar nuevos proyectos para atender necesidades inmediatas luego de esta emergencia y para la reactivación económica.
Estos nuevos proyectos podrían sumar alrededor de US$700 millones, con los objetivos de proteger el capital humano y el sustento de las personas y aumentar la productividad en la agricultura y los agronegocios en los próximos años. También hay interés mutuo en continuar la asistencia técnica para modernizar el sistema estadístico del país.
¿Por qué la pobreza en Guatemala aumenta en lugar de disminuir (independientemente de la emergencia por el coronavirus), y cómo se puede revertir ese comportamiento?
La generación de más y mejores empleos es algo fundamental para que un país logre reducciones sostenibles en la pobreza.
Y para crear mejores empleos, se necesita un programa muy agresivo de inversión en capital humano y en mejorar el clima empresarial, incluyendo infraestructura, y el marco legal e institucional que incremente la productividad y competitividad del sector privado. Esto es de vital importancia, especialmente para las empresas nuevas y pequeñas, que son esenciales para incrementar el dinamismo del sector privado.
Guatemala ha tenido avances importantes en cuanto a regulaciones para abrir empresas, por ejemplo, pero hay oportunidad para mayores progresos en áreas críticas para la competitividad de los negocios, como proteger a los inversores, hacer cumplir los contratos y tener instituciones que procuren un entorno empresarial propicio.
Es necesario enfatizar que para una reducción sostenida de la pobreza también es fundamental la inversión pública en salud, educación y protección social. Guatemala registra una inversión social baja, menor del 8 por ciento del PIB, en comparación con los países vecinos, en donde esa inversión supera el 12 por ciento y llega hasta el 21 por ciento.
Más empleos de calidad y una mayor inversión social eficiente van a resultar en menos pobreza, más inclusión y mayor bienestar social.
El presidente del Banco Mundial dijo que la crisis derivada del covid 19 podría llevar a 60 millones de personas a la pobreza extrema en el mundo. ¿En Guatemala cuál sería el impacto?
Vivimos una crisis global sin precedentes. El mundo había logrado sacar a 500 millones de personas de la pobreza extrema desde 2010 y el impacto de la pandemia de la covid 19 va a significar que entre 40 millones y 60 millones de esas personas volverán a caer en pobreza extrema este año.
En Guatemala se espera que el impacto sea fuerte, pues un gran porcentaje de la población -alrededor del 85 por ciento- vive en pobreza o en vulnerabilidad.
Es por ello que es importante que la respuesta de Guatemala, y en general de todos los países, se enfoque en tres prioridades: proteger vidas, proteger el sustento de las personas y proteger el futuro. Es algo que ya se ha iniciado a gestionar y en lo que ya estamos apoyando: fortalecer el sistema de salud para contener el impacto de la pandemia, atender necesidades inmediatas básicas de población vulnerable y apoyo a Mipymes y planificar estímulos para crear empleos, reactivar la economía, reconstruir mejor y con más inclusión y prevenir próximas crisis.
¿Cuánto y cómo golpeará la economía de Guatemala la crisis derivada del covid 19?
La desaceleración de la actividad económica en Estados Unidos ya ha representado una disminución en el envío de remesas hacia Guatemala, lo que reduce el consumo y la seguridad alimentaria de muchos hogares en pobreza.
La reducción de actividad económica en Guatemala también ha afectado los ingresos de los trabajadores independientes, que representan alrededor del 40 por ciento de la fuerza laboral, y los ingresos de los trabajadores temporales y los empleados en sectores afectados, como el turismo y la agricultura. También se han visto afectadas las exportaciones agrícolas, lo que representa un impacto negativo para más de 2 millones de personas empleadas en el sector.
En abril el Banco Mundial estimó que el impacto de la pandemia iba a representar una caída del crecimiento económico de Guatemala al -1.8 por ciento del PIB en 2020. Esta crisis no tiene precedentes y hay mucha incertidumbre, por lo que las previsiones económicas deben ser revisadas constantemente.
¿Cómo golpeará al país en general?
La pérdida de vidas humanas por esta enfermedad ya representa una tragedia, sin duda. Y el impacto va a ser sensible para la mayoría de la población, tomando en cuenta que más de un 80 por ciento de la fuerza laboral no está cubierta por el sistema de seguridad social y, como mencioné antes, alrededor del 85 por ciento de la población guatemalteca vive en pobreza o en situación de vulnerabilidad. Las medidas de alivio que ya impulsan las autoridades son clave para mitigar los impactos negativos y se va a requerir el diseño de una recuperación económica que incluya también a esas grandes porciones de la población.
La entidad siempre está atenta a los temas de comportamiento de ingresos fiscales y disposiciones relacionadas, así como sus debilidades. ¿Cómo está Guatemala en ese tema?
Es bien sabido que los ingresos fiscales en Guatemala son bajos con respecto al tamaño de su economía. Incluso se han reducido en años recientes: de un promedio del 12 por ciento del PIB entre 2000 y 2014 bajaron a cerca del 10 por ciento del PIB en 2018. Este bajo ingreso fiscal, sumado a desafíos en la eficiencia y en la ejecución de gasto público, deja a un estado minúsculo, con capacidades limitadas para proveer servicios públicos básicos eficientes, invertir en capital humano, infraestructura y competitividad y responder ante condiciones y demandas cambiantes.
Al presentarlo como nuevo representante del Banco Mundial en Guatemala se informó que liderará el diálogo con el gobierno y con representantes de la sociedad civil, el sector privado y la comunidad internacional. Guatemala es un país dividido y con muchos retos ¿Cómo impulsará el diálogo y qué áreas serán prioritarias?
Atender problemas complejos y grandes desafíos de desarrollo requieren de coordinación y la construcción de consensos. Es algo en lo que he trabajado mucho en años recientes: en la coordinación para la agenda de financiación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En Guatemala el Banco Mundial ya tiene un diálogo constante y trabajo conjunto con diversos sectores, incluyendo en temas como gobernanza y nutrición, y el plan es ampliar ese diálogo a más actores y expandirlo a temas prioritarios como protección social, seguridad alimentaria, adquisiciones públicas y competitividad. Mi objetivo es poner a disposición del país el conocimiento global y local del Banco Mundial y facilitar intercambios de experiencias con otros países para contribuir al diálogo nacional y a la formación de consensos.
Se menciona que se trabaja en el Marco de Alianza del Banco Mundial con Guatemala ¿en qué consiste?
El Marco de Alianza es el programa de trabajo que acuerdan el Banco Mundial y el gobierno, en consulta con representantes de la sociedad civil, el sector privado y la comunidad internacional en el país. El Marco de Alianza actual comprende el periodo 2017-2020 y pronto iniciaremos el diálogo y las consultas para un nuevo Marco de Alianza para los próximos años.