REGISTRO AKÁSICO

Malos pensamientos sobre las promesas

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La concupiscencia es el deseo resultante del apetito inferior en colisión con el comportamiento altruista o establecido por mandatos religiosos o legales. La dogmática subraya el carácter desenfrenado de la apetencia, generalmente entendida como sexual. Un pleito teológico entre católicos y reformados hace referencia a la transgresión en el paraíso y la manera como la persona puede distinguir el bien del mal: con ayuda externa o atendiendo a la conciencia interior.

En el debate terrenal, la satisfacción absoluta del deseo personal se consigue con dinero. Así, es posible satisfacer cualquier apetito y romper las reglas, si se tienen los medios para comprar lo deseado. De allí, el ansia de acumulación de riqueza es una expresión de esa parte de la naturaleza humana egoísta, aceptada como parte esencial del capitalismo.

' La sospecha de una codicia extendida en cualquier funcionario obliga a demandar mayor control.

Antonio Mosquera Aguilar

Pensamos mal de las propuestas benévolas presentadas por los funcionarios públicos, porque sabemos que la concupiscencia es universal. La propensión a la apropiación de riqueza es generalizada. Los poderosos en el gobierno y los dueños de grandes patrimonios inventan nuevas formas de burlar los controles con tal de volverse ricos.

Cuando un banco estatal administrará fondos públicos para proyectos de reactivación económica pero se incluye a los parientes de los políticamente expuestos puede suceder lo peor. Los funcionarios solo tienen un período de gobierno para volverse millonarios. Por lo tanto, se piensa que la orgía de préstamos sin garantía se sucederá a esa ley, para desgracia del banco y los cuentahabientes.

La asociación entre las financieras privadas y los administradores centrales de banca y moneda expresa la hegemonía del afán de lucro en unos pocos. El monopolio de compra de títulos de deuda pública crea un grupo de beneficiarios espurios. De donde, librar documentos de deuda sin garantizar el acceso a todo particular es una engañifa.

La disuelta Unión Soviética después de la primera guerra mundial con tasas altas de inflación recuperó rápidamente el crecimiento económico. En consecuencia, en el siglo XX se prescribió aumentar la circulación monetaria sin freno, bajo la consideración de provocar automáticamente mayor producción. No obstante, el empleo abusivo de ampliar exageradamente la masa monetaria creó países endeudados, incapaces de subir la producción e incrementan la pobreza. El ejemplo argentino lastima a los habitantes de este continente. Y en Europa, la falta de disciplina monetaria expresada en el gasto público sin control es la mayor fuente de tensiones contra el éxito de la UE.
Cuando se propone provocar inflación en el país a través del incremento intempestivo del gasto público se desconfía, pues se conoce que muchos funcionarios harán mal uso, malversación y hasta apropiación indebida de los fondos públicos. Las justificaciones para gastos de urgencia en la administración pública han acarreado peculado y, en el mejor de los casos, incumplimiento de pago.

Malas experiencias provocan malos pensamientos. El recelo a las propuestas generales, donde no se explica de manera concreta cómo se entregarán los fondos a los pobres, es justificado. Además se ignora a quiénes se les está definiendo como pobres. ¿Quién hizo el listado? Sin planes previos, falta de identificación del área de negocios y forma de operar el financiamiento los anuncios de regalos a mipymes y microempresas, se sabe, esconden la malicia de una promesa dirigida a vencer resistencias, para conseguir el arca llena para meter la mano.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.