Las cifras en ciencias tampoco son alentadoras, pues el puntaje fue de 365 sobre un mínimo aceptable de 400, y se reporta que siete de cada diez estudiantes tienen un nivel inferior al promedio de las pruebas. Los números más bajos están en matemática, con 334 puntos, y acá nueve de cada diez no consiguió superar el desempeño básico establecido en los estándares internacionales de educación que representa Pisa-D.
En la escuela se evidencian las diferencias de desempeño entre mujeres y hombres, que muchas veces están reforzadas por lo que dicta la sociedad, que las relega áreas donde no desarrollan su habilidad numérica. De esa cuenta, ellas alcanzaron mayor puntaje en lectura, 375, 12 puntos más que los varones. En el tema de matemáticas, ellos tienen un promedio de 340 puntos, 12 por arriba de las niñas. En ciencias, los varones alcanzaron 367 puntos, y las mujeres 362.
El bajo desempeño de los estudiantes guatemaltecos guarda similitudes con Honduras y Paraguay que reportan datos similares, pero se ubica al país por arriba de Camboya y Zambia. Al comparar los resultados con países de Latinoamérica, Guatemala tiene las cifras más bajas junto a República Dominicana.
Los resultados son poco alentadores, pero el informe presentado señala que más allá de las cifras y del ordenamiento jerárquico de los países involucrados, es necesario centrarse en la información que permite conocer quiénes son los estudiantes, qué sienten, cómo perciben su contexto, además de las condiciones en que se encuentran en las aulas.
De acuerdo con Veronica Spross, de Empresarios por la Educación, el que Guatemala haya participado en las pruebas Pisa-D permite obtener información valiosa para generar políticas y estrategias para mejorar la calidad educativa en el país. “Es necesario fortalecer el nivel medio, la transformación es urgente y necesaria, los jóvenes deben poder tener acceso a una educación para la vida”, refirió, pues los resultados que arroja la evaluación reitera las deficiencias de los estudiantes ya conocidas en las pruebas de graduandos que se realizan cada año.
Entre rural y urbano
La brecha entre el área rural y urbana continúa. El 26% de la población estudiantil que fue parte de Pisa-D está localizada en zonas rurales, y su desempeño fue menor de quienes estaban en zonas urbanas. Los primeros obtuvieron 62 puntos menos, que equivale a un rezago de dos años de escolaridad comparado con quienes habitan en las áreas urbanas.
Aquí influye la brecha existente entre hombres y mujeres, así como nivel económico, social y cultural, entre otros. Pero también influye el poco acceso a recursos materiales y didácticos que desfavorecen a las escuelas rurales. Los centros educativos del área rural tienen menos disponibilidad de estos recursos que una escuela urbana de Senegal, revela el informe.
Repiten a las aulas
Otro tema que llama la atención en los resultados de Pisa-D es la elevada tasa de repitencia, que Guatemala tiene la más alta de la región. El país se encuentra en el cuarto puesto de los que reportan las mayores cifras, y está por detrás de Senegal, Zambia y Colombia.
Al analizar los datos se encontró que el 36% de los evaluados señaló que habían repetido un grado, al menos una vez en primaria o secundaria estuvieron en el mismo grado.
Las diferencias de género son evidentes, pero en este caso favorece a las niñas, pues cuatro de cada diez hombres repitieron el año escolar, mientras que en el caso de ellas fue de tres de cada diez.
Por otro lado, los estudiantes que hablan un idioma diferente repiten más, un 42%, en comparación con quienes hablan el mismo idioma en la escuela y en casa, que representa el 36%.
Poca inversión
De acuerdo con el director de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Andreas Schleider, una de las grandes preocupaciones es la baja inversión que Guatemala destina a Educación, lo que explicaría los bajos resultados obtenidos en la prueba Pisa-D.
“Lo que queda muy claro es que Guatemala invierte mucho menos en la educación en comparación de otros países alrededor del mundo”, refirió. “El dinero no garantiza la educación, sin embargo, si es una base para los mejores resultados con respecto a educación”, agregó.
Por cada estudiante que cursa hasta el nivel básico el país gasta US$6 mil 104 (Q47 mil 183.92, al tipo de cambio de referencia de Q7.73), una cifra que está muy por debajo del promedio de países de Latinoamérica que fueron parte de las pruebas Pisa 2015 y Pisa-D, que invirtieron US$26 mil 633 (Q205 mil 873.09).
Óscar Hugo López, ministro de Educación, mencionó que Pisa-D será un elemento “clave” para los proyectos que se deberán implementar en los próximos años, para reducir las brechas que se han identificado en el estudio.
Entre esas acciones está la profesionalización de los profesores que trabajan en el nivel medio, en este punto ya se trabaja en la especialización en matemáticas, comunicación y lenguaje, ciencias sociales y de liderazgo.
Otro aspecto es la adecuación curricular -de 15 se modificó a 10 cursos-. “Se están haciendo los estudios para llevar los programas de apoyo al nivel medio (valija didáctica, útiles escolares, becas de estudio y programa de alimentación escolar)”, dijo López.
Las medidas se implementarán con mayor énfasis en áreas donde los estudiantes están presentando más dificultades: las áreas rurales.
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