Con 73 mil 19 personas en las gradas, todo un récord en la MLS, el United acudía como favorito al jugar en casa después de haber sido el segundo mejor equipo de la liga, pero Portland había avanzado hasta la última instancia eliminando a sus tres rivales previos en playoffs como visitante.
Y los precedentes no permitían despejar las incógnitas: ambos se habían visto las caras en dos ocasiones y, en las dos, el resultado había sido de 1-1.
Conexión latina
Así, con un Mercedes-Benz Stadium lleno a rebosar, con banderas de Venezuela y de Josef Martínez vestido de apóstol, los locales salieron por la victoria desde el principio.
La maldición que asolaba a la ciudad, con equipos en la NFL, la NBA, la MLB y la MLS, perseguía a la mayoría de presentes, incapaces de ganar un título desde que los Bravos se coronaron en las Grandes Ligas en 1995.
Adiós triunfal
Portland dejó entonces la especulación en el vestuario y fue por todas, acercándose al arco de Guzan hasta tres veces en los compases iniciales.
Martino, tras quedarse a las puertas con Paraguay, el Barcelona y la selección argentina, pudo por fin ganar una final.
“La ganamos, sienta bien. Hacía bastante tiempo, desde 2013 con Newell's y otra con Barcelona (la Supercopa de España) y ahora esta. Después de varias decepciones, sobre todo con esas dos Copas América (con Argentina en 2015 y 2016)”, señaló el 'Tata'.
Llegó hace dos años, vio y venció. Deja el Atlanta por la puerta grande. Y no será el único. Porque la fiesta servirá también como despedida de varios de sus puntales, con Almirón y Martínez en la agenda de varios grandes clubes de Europa.
Pero este sábado dio igual. Se trataba de celebrar un título que, para Atlanta, tardó 23 años en llegar. Y que Martino se lo sirvió en bandeja.
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