EDITORIAL
Izquierda mexicana asume entre dudas
Tres temas dominan el cambio de Gobierno de hoy en México: el primero, la asunción de Andrés Manuel López Obrador como el primer mandatario de izquierda. El segundo, recibirá el mando de uno de los presidentes más desprestigiados de los últimos años y el tercero, el país tiene una de las más complejas problemáticas, marcada por corrupción, violencia e irrespeto a derechos humanos.
Es muy probable que la tradicional luna de miel o los escasos cien días que suelen concedérseles a los presidentes al inicio de sus gestiones sea un plazo efímero para el nuevo mandatario. La problemática mexicana es una de las más profundas de las últimas décadas y tampoco se resuelve de la noche a la mañana.
Distintos analista y medios de comunicación reducen a tres los desafíos que enfrentará la gestión de López Obrador: delincuencia, corrupción y violaciones a derechos humanos y ninguno de los tres ha recibido la atención debida en las anteriores administraciones, porque también sus ramificaciones son igualmente complejas.
Sobre la violencia, el Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta que el 2017 fue el año más violento de México, con 29,168 homicidios, la mayoría de ellos cometidos por bandas de narcotraficantes, no solo por ataques entre sus integrantes, sino contra terceros, como ha ocurrido en los crímenes contra periodistas, principalmente en el norte del país.
Una problemática de difícil solución en el corto plazo, pues los carteles de la droga han incursionado incluso más allá de su propio territorio y su poderío se extiende desde suelo estadounidense hasta Sudamérica. Mientras no se modifiquen las políticas de combate al narcotráfico ni se ataque el colosal consumo en Estados Unidos, podrán seguir desfilando gobiernos y la problemática no se resolverá.
Igual ocurrirá con el combate de la pobreza, que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social considera que aumentó en los últimos años, hasta fijarse en 55 millones de personas, principalmente en los estados del sur mexicano, pero que al igual que la violencia requerirá tiempo, esfuerzo y millonarios recursos para su combate efectivo.
En materia de derechos humanos, la violencia cotidiana también dio paso a espantosos episodios, con masacres como la de Ayotzinapa y otras que estremecieron a la sociedad mexicana con una cauda de más de 200 muertos, entre defensores de derechos humanos y periodistas. El miércoles, la Comisión Nacional de Derechos Humanos acusó a las autoridades de difundir información parcial o falsa, como informar que los 43 estudiantes muertos preparaban movilizaciones políticas, como si ese fuera un móvil para asesinarlos.
México inicia hoy una nueva etapa de la mano del izquierdista López Obrador y quizá el mayor reto para el nuevo mandatario es su ambiciosa propuesta, la cual no tiene posibilidades de éxito en el corto plazo, porque son enormes los retos con los que se enfrentará. También son altas las expectativas de quienes vieron en el líder de la oposición una vía para resolver problemas de hondas raíces y donde los grupos de presión son mucho más poderosos que en otros países.