“Hay preocupación. Se nota en las caras”, dice Nader, un migrante iraní que no quiso dar su apellido por miedo, el mismo que tienen muchos en la comunidad iraní en Los Ángeles de que una guerra les pueda “traer problemas” a ellos de manera indirecta.
Nader trabaja en el vecindario ubicado al oeste de Los Ángeles, área bautizada como “Tehrangeles” después de que en la década de los años 60 del siglo pasado se asentasen muchos iraníes.
Tras la revolución islámica en 1979 en Irán, más migrantes llegaron al sector, donde abrieron restaurantes y negocios que ayudan a conectar a los iraníes con sus raíces.
En Estados Unidos viven aproximadamente medio millón de personas de ascendencia iraní y más del 40% vive en California. Alrededor de 100 mil de ellos residen en Los Ángeles, según cifras recientes del censo.
La posibilidad de encontrar más iraníes fue lo que impulsó a Nader, de 42 años, a establecerse en la ciudad. El migrante asegura que los olores de este sector le hacen recordar su hogar, de donde partió hace más de 10 años.
“Yo estoy agradecido con Los Ángeles. Aquí encontré mucha paz y me siento tranquilo a pesar de las tensiones entre Estados Unidos y mi país”, agrega.
Sin embargo, los acontecimientos de los últimos días han minado la tranquilidad de Nader, quien explica que compatriotas que llevan más de tres décadas en Estados Unidos avizoran tensiones en la ciudad.
Y quizá tienen razón para ese recelo, después de que en tiempos menos convulsos la comunidad se sintiera atacada.
El periódico Los Ángeles Times reportó que en 2014 el Consejo Vecinal de Westwood, área donde se encuentra Tehrangeles, tuvo que aprobar una moción pidiendo al Concejo de la Ciudad de Los Ángeles que retirara los letreros escritos en persa en algunas tiendas que ofrecen asistencia para viajar a Irán.
En 2019 los dueños de negocios del lugar se reunieron con vecinos para votar por un nuevo consejo vecinal y tratar de sanar las heridas causadas por la petición.
“Eso me parece discriminación. Qué tal que nos hicieran quitar a los latinos los nombres en español de los negocios, se queda sin letreros la ciudad”, advierte Alejandro Cárdenas, un cliente de “Tacos Tu Madre”, un negocio que se encuentra en Tehrangeles.
La inquietud de los vecinos de este barrio angelino llega en medio de reportes y denuncias de Human Rights Watch (HRW) de que las autoridades estadounidenses están reteniendo durante horas en la frontera a personas de origen iraní.
Las amenazas del comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hosein Salamí, de que Irán se vengará de EE.UU. de forma “dura y decisiva” por la muerte del general es lo que más preocupa en este momento a los migrantes iraníes.
“Por supuesto, da mucho miedo pensarlo. ¡Si ocurre una guerra, no habrá ningún ganador! ¡Solo personas inocentes afectadas!”, advirtió a una joven iraní que optó solo por revelar sus iniciales, AP.
La joven, quien emigró en 2011 a Estados Unidos y asiste al Colegio Comunitario del Este de Los Ángeles (ELAC), asegura que los iraníes “quieren paz”.
“Queremos tener una vida en la que, cuando nos despertemos por la mañana, solo nos centremos en nuestros objetivos en lugar de revisar las noticias y tener estrés por estar en medio de la guerra o verificar para ver cuánta presión habrá más en nuestra vida”, añade.
Al igual que Nader, AP considera que aunque viva en Los Ángeles su vida está conectada aún a Irán.
La joven se encuentra en una disyuntiva migratoria, porque a pesar de apreciar el derecho a expresarse libremente en Estados Unidos y otras ventajas, cree que si el Gobierno estadounidense no hubiera intervenido desde hace décadas en su país, el rumbo de Irán hubiera podido ser diferente.
“¡No estaría aquí! Estaría en mi país cerca de mi familia y amigos. ¡Podría alcanzar mis metas a principios de los veinte! Tal vez no necesitaría separarme de mi familia”, añora.
Y mientras la escalada aumenta, como demuestran las declaraciones del secretario de Defensa, Mark Esper, quien advirtió a Irán de que EE.UU. no busca “comenzar una guerra” pero sí está listo para “acabar una”, la comunidad iraní en Los Ángeles confía en que la tensión no vaya a mayores y puedan seguir viendo en paz.
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