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Anorexia en hombres: “Dejé de comer porque mi cuerpo era lo único que podía controlar en mi vida”

La anorexia y la bulimia son trastornos alimenticios y de comportamiento que afectan sobre todo a mujeres, pero también a hombres. Aunque apenas se hable de ello.

Los trastornos alimenticios son algunos de los problemas de salud mental más frecuentes entre jóvenes de todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El número de chicos afectados por este trastorno está aumentando. Y los expertos creen que en parte se debe a la presión que ejercen las redes sociales.

Los expertos sanitarios también han visto cómo la “vigorexia”, la obsesión por tener unos músculos definidos y un buen cuerpo, está volviéndose más común entre adolescentes.

“Me sentía solo”

Jack comenzó a controlar lo que comía cuando tenía 12 años. Se sentía intimidado en la escuela, donde le llamaban gordo.

Ocurrió al mismo tiempo en el que sus padres decidieron separarse.

Recuerda que se sentía triste y que no tenía control sobre su vida.

“Dejé de comer porque mi cuerpo era lo único que podía controlar en mi vida”.

Fue así como empezó a comer menos y a hacer mucho ejercicio. Demasiado.

El deporte se volvió algo obsesivo, imprescindible: tenía que correr para quemar las calorías que había ingerido.

En menos de dos años, Jack se puso muy enfermo. No podía caminar o hablar con sus amigos. Ni siquiera podía estar despierto durante mucho tiempo.

El punto de inflexión dice que fue cuando admitió que “tenía un problema” y se dio cuenta de que necesitaba ayuda.

Fue a ver a su médico, que lo mandó al servicio de Salud Mental Infantil británico. Lo ingresaron en el hospital.

Allí lo cuidaron y le ayudaron a mejorar.

También le hicieron hablar de su problema. Le dieron un plan de alimentación que le hacía comer de forma más saludable, y su relación con el deporte cambió. Se trata de disfrutarlo, no de obsesionarse con él.

Una de las otras cosas importantes que hizo fue dejar todas las redes sociales. Dijo que las fotos y los comentarios de personas no le estaban ayudando a ponerse mejor.

Para él las redes se volvieron una especie de “ruido”, con imágenes y palabras negativas que no le ayudaban en absoluto.

Poco a poco empezó a ver que su aspecto no era lo más importante.

Después de seis meses bajo supervisión constante de los doctores y su familia, creyó que era momento de hacerlo por él mismo.

Ahora tiene 20 años y está completamente recuperado de la anorexia. Asegura que si hubiera hablado con alguien antes sobre lo que le pasaba no hubiera caído tan enfermo.

El papel de las redes sociales

La psiquiatra infantil Sandeep Ranote le cuenta a la BBC que no hay investigaciones que demuestren que las redes sociales causan trastornos de la alimentación, pero asegura que empeoran las cosas.

“Muchas plataformas como Instagram y Snapchat se basan en publicar imágenes que pueden editarse (con efectos y filtros). No son reales… Eso puede hacer creer a los jóvenes que es así como realmente deben ser.

“Ver constantemente eso puede hacerte sentir que no eres lo suficientemente bueno y tu salud emocional puede verse afectada”.

Newsround habló con varios niños en el noveno y décimo año del colegio (jóvenes de 14, 15 y 16 años) y dijeron sentirse presionados por el aspecto que debían mostrar en redes.

Un adolescente dijo que le gustaría tener “más músculo” y otro dijo que le gustaría ser “más delgado”.

Otro aseguró: “La gente te juzga por lo que pareces”.

Los chicos también dijeron que las redes sociales les hacen sentir que tienen que verse tan bien como las celebridades que suben sus fotos ahí. Que deben usar cierta ropa y tener buen aspecto.

Algunos incluso aseguraron que no cumplir con las expectativas les hace sentirse mal con ellos mismos.

Cómo conseguir ayuda

Si tienes problemas con la alimentación, cuanto antes recibas ayuda, mejor. Porque los peligros para tu salud empeoran cuanto más tiempo se dejan de lado.

Hay muchas asociaciones e instituciones que pueden ofrecerte consejos y ayuda.

Pero sobre todo confía en tu médico. Ellos lo saben todo sobre salud mental y no te juzgarán, están allí para darte apoyo.

El doctor de cabecera te derivará después con el especialista, quien podrá darte una atención especializada.

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