Los servicios internacionales de noticias transmitieron ayer una impresionante declaración del Gobierno de México en favor de una total protección a los centroamericanos que han ingresado a ese país, a pie, como escala en una marcha inmensamente fatigosa hacia territorio de los Estados Unidos de Norteamérica, en busca de asilo, trabajo y libertad.

México ha ofrecido a los miles de migrantes concederles residencia permanente, si la solicitan y empleo, bajo la condición de que regularicen su estancia en México.

Desde el principio, las autoridades mexicanas han dado a los migrantes servicios de salud, alimentación, lugares donde descansar o dormir, y servicios de seguridad, bajo un programa denominado “Migrante, esta es tu casa”.

Al dar a conocer diversos aspectos de ese generoso programa, fundamentado en los derechos humanos, y en aplicación de convenios internacionales sobre las migraciones, las autoridades mexicanas informaron que muchos migrantes han aceptado el ofrecimiento; otros no, y más de quinientos se han acogido a las facilidades de un retorno seguro hacia sus países.

Al mismo tiempo las autoridades rechazan cualquier expresión o intento de criminalizar a los que participan en la caravana de centroamericanos y exigido que sean respetados.

Contrasta esa actitud oficial con la de unos cuantos racistas mexicanos que exhortan al asesinato de migrantes bajo el lema: “Mexicano haz patria. Mata un hondureño”.

Ante esa estupidez una periodista mexicana, en su programa de televisión preguntó: ¿Es así como quieren que los estadounidenses traten a los migrantes mexicanos?

El presidente electo, Manuel López Obrador, por su parte, ofreció total apoyo y anunció un plan para facilitarles el acceso a empleos. Se trata, dijo, de ofrecerles oportunidades a quienes salen de sus pueblos en busca de trabajo. Aquí, en México, a partir del uno de diciembre vamos a ofrecer empleo a los migrantes centroamericanos. ¡Formidable!

Ese sentimiento de solidaridad con los desamparados que huyen de la miseria, falta de oportunidades y el creciente oleaje de la delincuencia en Centro América, es generalizado en México. La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos local, Nashieli Ramírez —según publica el programa noticioso 24 horas— señaló hace algún tiempo que cuando los migrantes centroamericanos llegaran a Ciudad de México, los apoyarían con acciones de un puente humanitario. Y están cumpliendo con ese propósito.

Muchos caminantes en lugar de detenerse han continuado la penosa marcha hacia el destino prefijado: el país de las oportunidades y, en una entrevista, la señora Ramírez afirmó que la caravana de migrantes es la expresión de un forzado destierro e informó que con otros defensores de los derechos humanos, los de Veracruz, Oaxaca y Puebla, trabajan en coordinación para hacer funcionar un puente humanitario eficaz y seguro. Subrayó que la caravana es una emergencia humanitaria, y debe ser tratada más allá de criterios políticos.

Los migrantes a su paso por Ciudad de México, la ven como punto importante por la cobertura que le dan los medios de comunicación, y por los diversos trámites oficiales.

En el puente humanitario participan el gobierno capitalino y la Comisión de Derechos Humanos capitalina; el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados; la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y organizaciones de la sociedad civil mexicanas e internacionales.