Miles de quetzaltecos adornan las tumbas y recuerdan a sus familiares

Arraigados a una tradición ancestral miles de quetzaltecos como cada 1 de noviembre acudieron desde las primeras horas del día al cementerio general para adornar las tumbas de sus difuntos, elevar oraciones por su descanso eterno y pasear por el lugar.

Unas cien mil personas visitaron este jueves 1 de noviembre el cementerio general en Quetzaltenango. (Foto Prensa Libre: Mynor Toc)
Unas cien mil personas visitaron este jueves 1 de noviembre el cementerio general en Quetzaltenango. (Foto Prensa Libre: Mynor Toc)

La mayoría de los mausoleos fueron adornados con flores naturales, coronas, rosas, claves y pino que engalanaron el cementerio quetzalteco.


Algunas familias en Xela aun acostumbran llevar a la tumba un plato de comida, en algunos casos, es el platillo preferido del difunto. Otros en cambio, llevaron fiambre.

La familia Velásquez Coronado llevó roscas y las colocaron dentro del sepulcro de Fabiana Coronado. Tía abuela de las personas. “Somos la quinta generación y las tradiciones de nuestra familia continúan”, explicó Noé Rodríguez.

Afuera de recinto decenas de vendedoras de flores ofrecían su producto al mejor precio para acelerar la venta y para evitar pérdidas del producto.

Por la tarde el cementerio lució abarrotado y el buen clima favoreció que miles de personas además de adornas las tumbas pasearan por el lugar.

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La mayoría de los visitantes lamentó el saqueo de las piezas de metal los mausoleos y la destrucción de las criptas del siglo pasado y hace dos siglos, la mayoría, edificadas en mármol italiano.

Almolonga y Zunil

Los vecinos de Almolonga y Zunil fieles a sus tradiciones adornaron la noche del 31 octubre las tumbas de sus seres queridos para que amanecieran alegres la mañana del este 1 de noviembre.

En ambos municipios se tiene la tradición que la familia del difunto regresa al cementerio por la tarde del 1 para hacerle compañía y para que los niños puedan volar barrilete.

 

En Zunil desde el siglo pasado se tiene como tradición que desde el mediodía del 1 de noviembre al mediadía del 2, cualquier persona que haya perdido un ser querido y quiere que su alma lo visite puede llegar a la iglesia y hacer sonar una de las campanas del templo.

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