¿Por qué aparece de nuevo en la TV? ¿Cuál es su objetivo?
La Fundación Libertad y Desarrollo es un centro de pensamiento formado por un equipo de profesionales inquietos que tenemos energía para hacer muchas cosas.
Sentimos que Guatemala está en un momento en el que necesita discusión, debate, reflexión y sobre todo capacidad de articular propuestas, y un programa de televisión ofrece esa oportunidad.
Antes tuve Libre Encuentro y Dimensión, ahora regreso con Razón de Estado, para tratar de aportar en un momento tan delicado como el que vive Guatemala.
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¿La razón es que se acerca el proceso electoral?
No. Es cuestión de coyuntura, independientemente del proceso electoral. Nuestra ilusión es que Razón de Estado dure también 20 años, por lo que participaremos en unos cuantos procesos electorales desde la plataforma ciudadana.
En el programa diremos cosas que probablemente incomoden, datos, reflexiones y también propuestas y debates, en donde participarán líderes del mundo de gente que ha hecho bien, y que nos pueden dar luces.
¿Cómo convencer a la población?
Los guatemaltecos somos desconfiados y una parte de las redes sociales ha sido contaminada e intervenida por los netcenter y mercenarios que buscan dividir, descalificar, difamar, mentir, y eso le hace un gran daño a la sociedad.
Creo que es la consistencia y la perseverancia, la forma de ser lo que forman las identidades y las formas de ser.
Este año cumplo 40 años de estar activo en la vida cívica de Guatemala. Hace poco revisé mis editoriales y mis posiciones públicas no han cambiado casi nada.
Sigo señalando los mismos problemas políticos, los mismos dramas. Lo único que cambia son las caras, pero seguimos con políticos corruptos y los mismos problemas, sociales.
Hemos adquirido un virus de prejuicios y eso está evitando que lleguemos a acuerdos mínimos.
En esos 40 años, ¿cuáles son los pecados de los gobiernos?
Uno de los grandes pecados es que han llegado los peores y por eso no tenemos resultados, construimos una cultura de corrupción, de incompetencia, de irresponsabilidad y de indignidad.
No hemos sido consecuentes, capaces de coincidir un número considerable de ciudadanos en un proyecto de Estado que tenga las bases que ha tenido cualquier nación que ha tenido desarrollo, que respeta el estado de Derecho, el imperio de la ley y dé certeza jurídica; todos esos valores y virtudes que son esenciales para que un país funcione, y Guatemala está muy debilitada.
¿Ha pensado en ser candidato presidencial?
No. Siempre he dicho que no suspiro por la banda presidencial. Es más, me da escalofríos cuando veo la frivolidad con que algunos deciden participar en política o cuando deciden tener la intención de ser presidente. Lo hacen porque solo quieren acceder al poder, no piensan en que deben tener un equipo de profesionales, de tecnócratas, hay que tener una visión de Estado a largo plazo.
El actual presidente es un claro ejemplo de la improvisación, probablemente sea el presidente más mal aconsejado desde la apertura democrática y eso nos está dando muchos problemas a Guatemala.
Últimamente el presidente ha salido rodeado de militares. ¿Es un gobierno dirigido por ellos?
Es evidente que el grupo que más influye en el presidente es de militares; eso no es secreto.
Las expresiones de fuerza que hemos visto son acciones de autoritarismo que es algo de lo que Guatemala está cansada, es un escenario por el que el país ha salido muy lesionado, es tiempo que le demos un respiro al país.
Usted apareció apoyando a la Cicig, cuando algunos empresarios se declararon culpables de haber financiado partidos políticos. ¿Se apartó de ellos?
Siempre he sido un ciudadano independiente, he sido empresario toda la vida, pero a la vez también he sido un activista. Lo que he hecho en la vida cívica y política del país ha sido a título personal, el único puesto, el cargo que tengo, es que soy presidente de Fundación para el Desarrollo.
Sí veo un sector privado conservador, no solo en Guatemala, porque es un fenómeno mundial, especialmente en América Latina, al que no le gustan los cambios, al que no le gusta que haya olas.
El asunto es que Guatemala, por el problema que vive, exige que tengamos una mirada más allá y comprender que aquí todos tenemos que hacer el sacrificio extraordinario para sacar al país adelante. Cuando digo sacrificios me refiero a hacer concesiones, dejar nuestras posiciones dogmáticas, ser más tolerante y aceptar que ese saldo negativo va a tener un costo económico y político.
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Según se dice, un grupo de empresarios hizo lobby contra Iván Velásquez en EE. UU, para protegerse.
Yo no tengo ningún conocimiento ni evidencia. Habría que preguntarles a esos supuestos empresarios.
Mi posición no ha sido de apoyar a la Cicig. Siempre he sido absolutamente intolerante con la corrupción e impunidad, mi posición es en favor de la justicia, del estado de Derecho, de la certeza jurídica. De lo que he estado convencido es que, a partir del 2015, durante uno de los gobiernos más corruptos, como lo fue el PP, la Cicig dio resultados que nos sorprendieron a quienes queremos un mejor país, y ese esfuerzo, junto con el Ministerio Público, pusieron en su lugar a una serie de criminales y delincuentes, en la cárcel.
Ha habido errores y excesos, estoy consciente, pero son cuestiones que se pueden solucionar.
¿Cree que debe continuar la Cicig después del 2019?
Lo primero que tenemos que hacer es preguntarnos si podemos autogobernarnos, que seamos respetuosos de la ley y que seamos conscientes y nos comprometamos a construir un verdadero estado de Derecho, y si tenemos la humildad de reconocer que todavía no estamos listos debemos aceptar al organismo internacional, se llame como se llame, porque el costo de la corrupción y la impunidad es pobreza y subdesarrollo.
¿Usted ha financiado partidos políticos?
Yo ayudé en la apertura democrática a Vinicio Cerezo, que era motivo de esperanza, y luego a Ninet Montenegro, de Encuentro por Guatemala, en el 2015, y lo hice cumpliendo todos los requisitos de ley.
Se dice que usted apoya a Thelma Aldana.
Es falso, la última vez que la vi fue para el evento que hizo mi fundación Libertad y Desarrollo, el 7 de marzo de este año, y antes de eso probablemente no la había visto en años.
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