“En proporción el segmento de edad de 15 a 29 años se redujo en 2017 y el que creció fue el de 0 a 14 años, se incrementó, y se mantuvo igual de 30 y más”, dijo el investigador.
Por otro lado, el porcentaje de jóvenes asalariados cubiertos por el IGSS es menor en cinco puntos porcentuales en 2017 con respecto a 2002, lo que evidencia, según el documento, en el aumento de la precariedad de condiciones en la población juvenil asalariada.
En 2002 casi dos de cada tres asalariados jóvenes percibían un ingreso igual o menor al salario mínimo, en tanto que para 2017 esa situación afecta a cuatro de cada cinco.
En 2017 se observa una reducción en el empleo de los jóvenes con relación a la población total y ocupada, expone Julio Prado de @ASIES_GT en presentación de estudio sobre empleo juvenil. pic.twitter.com/JRxlwuwx0q
— Natiana Gándara (@ngandara_pl) September 13, 2018
“El empleo en Guatemala aumentó en 15 años, pero no mejoró su calidad, los jóvenes están en desventaja, es más alto el porcentaje de jóvenes que ganan menos del salario mínimo, que están ocupados, que el conjunto de la totalidad de los ocupados”, comentó Luis Linares de Asies.
No les alcanza
La comparación de las canastas familiar y vital es aún más negativa que la del salario mínimo. En 2002 el 69% de los asalariados jóvenes recibían un sueldo equivalente a una Canasta Básica Familiar o menos, y en 2017 el porcentaje alcanza el 96%.
Con relación a la Canasta Básica Vital, en 2002, el 91.4% de los asalariados jóvenes tuvo un ingreso menor a su costo, llegando en 2017 al 99.7%.
“Los ingresos que tienen, en lugar, de mejorar, son menores, tienen menos capacidad adquisitiva en 15 años. El porcentaje de asalariados jóvenes en un 99.7%, en edad entre 15 y 29 años únicamente pueden adquirir una Canasta Básica Vital o menos, y solo el 0.3% puede adquirir dos o más”, resaltó Prado.
El estudio refiere que en 2002, los jóvenes representaban casi la mitad de afiliados a la seguridad social, pero en 2017 se redujo en 12 puntos porcentuales, y evidencia la precariedad laboral para los asalariados jóvenes. @ASIES_GT pic.twitter.com/468vCEW4rV
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Los retos
Linares opina que este tipo de estudios plantea retos para el país, para atender y crear empleo de mejor calidad para toda la población y especialmente para los jóvenes.
“Ofrecer una educación orientada a lo que el mercado laboral solicita y explorar oportunidades de nuevos empleos donde puedan ocuparse los jóvenes para que no tengan como única opción la migración a otros países”, recomendó el especialista en temas laborales.
Por ejemplo, dijo Linares, promover nuevas opciones de empleo en sectores como turismo, servicios, industria, comercio (pero formal), las tecnologías de la información, o economía del cuidado, porque a medida que aumenta el número de adultos mayores, en 15 años Guatemala estará en entre un 12 y 15% de población entre 65 y 70 años.
“Por lo tanto, identificar áreas que tengan potencial de creación de empleo y asegurar que sea de calidad, para absorber a la población joven y del futuro inmediato”, concluyó Linares.
Otras conclusiones del estudio:
- Se redujo el peso de los jóvenes rurales, en tanto se registra incremento en el dominio resto urbano, característica que se observa también en la población ocupada general, con una reducción significativa en el área rural.
- Se observa disminución de la proporción de ocupados jóvenes en las actividades de agricultura, manufactura y servicios comunales y personales, en tanto se mantienen niveles similares en la construcción y se incrementan en las actividades de servicios financieros, comercio y otros.
- El rango de asalariados jóvenes de 15 a 17 años se redujo en 2017 en cuatro puntos porcentuales, manteniéndose mayor proporción indígena y rural respecto a no indígenas y urbanos, aunque la brecha es menor en 2017.
- Se redujo cerca de nueve puntos porcentuales la proporción de los que trabajan más de 48 horas semanales.
- Evidenció un cambio relevante, de carácter positivo, en el nivel educativo, pues el porcentaje de los que tienen educación secundaria se incrementó en 16 puntos porcentuales. La disminución en 15 años, es de dos puntos porcentuales, de los que cursaron estudios superiores, no tiene revelancia estadística.
- A pesar de que los jóvenes en 2017 tienen un nivel educativo más elevado en comparación con 2002, la calidad del empleo y el nivel es peor en 2017 que en 2002. Lo que permite afirmar que la educación por sí misma no es suficiente para garantizar a los jóvenes un trabajo decente.
- Se requieren intervenciones en otros ámbitos, que incluyen la vigilancia por la efectiva calidad del empleo, para que esa ventaja se traduzca en una mayor calidad.
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