CATALEJO
Trump no llegará a un juicio político
El resultado de la votación en el Congreso estadounidense, donde Donald Trump fue condenado a enfrentar un juicio político, a mi modo de ver las cosas, permite prever una votación favorable a él cuando el asunto llegue al Senado el mes entrante, porque los republicanos no darán los votos necesarios. Queda entonces analizar cuáles son las consecuencias políticas para Estados Unidos, para los demócratas, los mismos republicanos y las elecciones de noviembre, a las cuales el actual mandatario llegará en calidad de aspirante oficialista. Pero también es útil pensar en las motivaciones tanto del juicio en el Congreso como de las razones de los participantes. Es, sin duda, un hecho histórico por el tipo de cargos presentados por el partido opositor.
' El miércoles pasado se demostró una disciplina partidaria de primer orden en el Congreso estadounidense.
Mario Antonio Sandoval
Abuso de poder es un delito político difícil de entender fuera de Estados Unidos, porque en casi todos los países del mundo es común y corriente, con mayor o menor profundidad, lo cual puede traducirse en descaro, como es ahora y ha sido el caso de Guatemala. En resumen, consiste en realizar acciones no permitidas por la Constitución. En un país donde el sistema legal, a pesar de ser susceptible de críticas, tiene una tradicional solidez notoria, todas las acciones realizadas para impedirlo o atrasarlo revisten una seriedad muy profunda. A eso se agrega la aún no aclarada motivación de la plática con el presidente de Ucrania, con el motivo de obtener informaciones útiles para usarlas en contra del casi seguro contrincante demócrata Joe Biden.
Por tratarse de un juicio político, las razones de actuar no solo serán políticas, sino descenderán al plano partidista, como quedó demostrado el miércoles. Fueron votaciones en bloque, con un único caso de deserción de la línea partidista. La votación a favor fue de 230 votos y 229, mientras la contraria fue de 197 y 198. Poco valieron los argumentos y el resultado hubiera sido igual si estos no se hubieran presentado. No reinó la razón, sino el deseo de atacar o defender, a toda costa, de los congresistas, quienes calificaron de “un día triste” a esa fecha. Para los perdedores lo fue, pero los ganadores carecían de base para eso porque ese día llegó por la combinación de las acciones presidenciales cuestionables y por la decisión de comenzar las acciones para el juicio.
Cada vez se conoce más del sistema político estadounidense, complicado y a veces oscuro. La misma victoria de Trump, a pesar de tener tres millones menos de votos, demostró la falsedad en la práctica de la idea democrática de una persona, un voto. Debido a ello, los comicios presidenciales estadounidenses son decididos por los votos electorales, otro concepto difícil de comprender y más de justificar, pero es la forma como ha funcionado. Otro tema de igual dificultad es explicar las conversaciones telefónicas espontáneas y sin una guía diplomática de quien es el máximo representante del país a causa de su cargo, con personajes extranjeros cuestionables. El virtual abandono de la diplomacia profesional tiene consecuencias inesperadas a causa de sus efectos.
Los demócratas, estoy seguro, no conseguirán la destitución en el Senado, y falta ver cuáles serán las consecuencias para ellos. No se puede olvidar la mayor característica del voto electoral popular: su irreflexión, a veces convertida en irracionalidad. Nunca se vota con el cerebro, sino con el corazón, el hígado o el estómago. Lo ocurrido el miércoles afianzará la profunda brecha entre los votantes en una forma nunca vista. A mi juicio, debido a la debilidad de los aspirantes demócratas la victoria en noviembre parece estar asegurada, pero a pesar de ello Donald Trump cargará con una mancha, al ser juzgado por la Historia. La presidencia estadounidense difícilmente podrá recuperar la dignidad del cargo porque las acusaciones eran de temas de Estado, no privados.