Economía

Nómadas digitales, la nueva tendencia de redes de emprendedores en Antigua Guatemala

Actualmente, en diversos puntos del planeta encontramos numerosos grupos de jóvenes viajeros de distintas edades y nacionalidades, que están desarrollando proyectos digitales y nuevos emprendimientos tecnológicos a distancia para corporaciones internacionales.

Para este nuevo tipo de emprendedores, freelancers y nómadas digitales, uno de los espacios que más están llamando su atención son los coworking. (Foto Prensa Libre: Angélica Escobar)

Para este nuevo tipo de emprendedores, freelancers y nómadas digitales, uno de los espacios que más están llamando su atención son los coworking. (Foto Prensa Libre: Angélica Escobar)

Las nuevas tecnologías han ayudado a que cada vez sea más frecuente que las personas trabajen a distancia, ya sea desde sus hogares, lugares públicos o sitios en los que la persona se sienta cómoda y relajada.

Dicha tendencia ha proliferado en forma sobresaliente en los últimos años, y son los jóvenes de entre 25 y 35 años en promedio, quienes han adoptado este modo de trabajo y han contribuido a la creación de una nueva tribu tecnológica, hoy conocida como “nómadas digitales”.

La ciudad de La Antigua, Guatemala, ha logrado desarrollar un atractivo especial para atraer a los llamados nómadas digitales, en buena medida, gracias a su mezcla de destino cultural y de naturaleza exótica, combinación que encaja con muy buenos niveles de seguridad pública, así como con un ambiente de negocios prominentes aún con un bajo nivel de competencia.

Todos estos aspectos están provocando que esta localidad se convierta en el epicentro de un ecosistema emprendedor, que no tiene precedentes.

Recorrer sus calles empedradas, mientras se  descubre la esencia indígena maya y se disfruta de un café de aroma refinado para hablar de negocios con algún extranjero desconocido, es una experiencia de emprendimiento que sólo se vive en La Antigua.

En medio de esas vías enmarcadas por ruinas y edificios coloniales del siglo xvi, Forbes Centroamérica y República Dominicana se encontró con César Tzián, director de FasterCapital, quien a los 16 años ya había realizado su primer emprendimiento dedicado al cultivo de rosas bajo invernadero para la exportación.

Desde hace tres años, este joven emprendedor también asumió el reto de crear la primera red de inversionistas ángeles en Guatemala; lo cual no fue una tarea sencilla, pues tuvo que viajar a los Estados Unidos para invitar a dos grupos de inversiones para darles a conocer el concepto de emprendimiento en su país y que, quienes contaban con un proyecto incipiente de negocios en La Antigua, entendieran cómo estos inversionistas —que entran en etapas tempranas de una empresa, a cambio de una participación accionaria—, pueden ayudar a iniciar y a desarrollar las nuevas compañías.

Yeffri Salazar, es cofundador de Xibalba Hackerspace, y otro de los jóvenes que están empujando la cultura emprendedora en la otrora capital virreinal. Tanto César como Yeffri, de personalidades y apariencias contradictorias, han realizado de manera conjunta trabajos colaborativos sin que necesariamente dependan uno del otro.

Ambos jóvenes, uno de vestir formal y aspecto serio,  el otro disruptivo y desaliñado, conversan sobre cómo ha evolucionado y se ha fortalecido el emprendimiento en esta ciudad, qué ventajas ofrece para ellos el destino y qué les hace falta a los guatemaltecos no sólo para construir negocios exitosos, sino también para mirarse como empresarios del mundo.

Jóvenes de entre 25 y 35 años han contribuido a la creación de una nueva tribu tecnológica, hoy conocida como “nómadas digitales”. (Foto Prensa Libre: Angélica Escobar)

Integración y lealtad

Con una población estimada de apenas 47 mil habitantes para 2020, Antigua Guatemala es en la actualidad un enclave que está aumentando su atractivo para el retiro de los baby boomers, sobre todo estadounidenses, quienes tienen algunos ahorros que pueden utilizar para invertir.

Así también, es un imán para los nómadas digitales, ese grupo de profesionales que se han definido por usar las nuevas tecnologías para trabajar de manera remota, mientras llevan un estilo de vida itinerante.

Lo anterior ha dado como resultado un ambiente cosmopolita en donde más de un emprendedor puede generar una red de contactos importante o crear una gran idea de negocios.

Sin embargo, este destino tiene dos retos importantes para crecer y aprovechar su auge emprendedor: el primero de ellos, cargar con el lastre de la inseguridad pública que padece la mayor parte de Centroamérica, lo cual hace difícil atraer empresarios con potencial de inversionistas para instalarse en la región; el otro es que la mayoría de los emprendedores chapines aún no saben con claridad cómo profesionalizar sus ideas para generar negocios.

Aun así, en los últimos años la pequeña ciudad ha ido consolidando un ambiente propicio para ello, a través de la creación y convergencia de ideas, comunidades de emprendedores, espacios de colaboración, etcétera.

La Antigua Guatemala se ha convertido en un imán para los nómadas digitales. (Foto Prensa Libre: Angélica Escobar)

A pesar de ello Tzián reconoce que el tema es aún incipiente con relación al potencial que tiene la ciudad, puesto que todavía no hay suficientes actividades y simbiosis para poder conectar a todas las personas que podrían relacionarse entre sí para generar nuevas propuestas e impulsar proyectos productivos.

Al respecto, Yeffri Salazar asegura que una de las causas por las cuales todo este ecosistema funciona en La Antigua es porque se ha dado de manera orgánica: “Aquí la gente realmente sí comparte sus ideas sin temor a que alguien se las copie, en comparación con Ciudad de Guatemala, en donde hay una cultura de mayor competencia, muchas veces desleal. Por ello la gente allá, ya no comparte tanto”.

“El guatemalteco todavía no se ha visto hacia afuera del país y estamos buscando dar ese paso. Para ello necesitamos que haya más emprendimientos”

–César Tzián

Cultura Nómada

La nueva cultura de los nómadas digitales no va únicamente en un sentido, es decir, de pronto observamos que un grupo de jóvenes se asientan en un lugar, pero estos a su vez generan impactos sociales en el lugar al que llegan, pues una ventaja que explotan estos jóvenes es su red multicultural y multinacional de contactos a la hora de aplicar el conocimiento y experiencias en proyectos o negocios similares, que ya fueron replicados al menos una veintena de veces en otros países.

Para este nuevo tipo de emprendedores, freelancers y nómadas digitales, uno de los espacios que más están llamando su atención son los coworking, y no como negocios, pues esos lugares es en donde se genera una interacción entre personas con diferentes formaciones profesionales y nacionalidades, lo cual motiva el surgimiento de nuevas ideas de negocio e incluso permiten que éstas tengan mayor probabilidad de éxito al compartir experiencias de fracasos.

Para los entrevistados, lo más valioso que hay, dicen, es aprender de los errores de otras personas para no cometer los mismos. Eso no se vive si un emprendimiento se realiza aislado o en solitario.

En estos espacios de colaboración se han generado, por ejemplo, ideas desde producir artículos con materiales reciclados hasta compañías de Realidad Aumentada (RA) que ya exportan servicios desde la ciudad de La Antigua hacia Estados Unidos.

En la ciudad los coworking han empezado a multiplicarse, incluso, con la llegada de marcas internacionales como Impact Hub o Selina.

César Tzián comenta que el espacio de Impact Hub, en donde él se mantiene como mentor y pertenece a una red global, le da la oportunidad de ir a otros países y conectarse con la economía global o, estando en Antigua, también tener contacto de emprendedores originarios de San Francisco, Estados Unidos, Viena, Austria o cualquier otra ubicación.

“A mí así me han surgido negocios. En las agencias de marketing digital de las que soy cofundador (IQ Branding y WOW Projects), antes de estar en este tipo de ecosistema mis clientes eran más locales. Ahora con las conexiones que he generado ya tengo clientes en países como Alemania, Estados Unidos, México y la región de Centroamérica”, resalta Tzián.

Negocios incipientes

Pese a todo el ecosistema de impulso al emprendimiento que pueda estarse generando en este destino, es un hecho que la mayoría de los guatemaltecos todavía adolescen de un conocimiento profundo de lo que significa emprender y de los pasos que deben seguirse para lograr que los proyectos que idean tengan mayores probabilidades de éxito.

Muchos de estos jóvenes empresarios no tienen claro, por ejemplo, cómo incubar una empresa, ni cómo desarrollar un plan de negocios, aún menos de cuáles son las posibilidades de financiamiento a las que pueden recurrir, ni cuál es la diferencia entre conseguir recursos para capital semilla o para capital de trabajo.

Existen concursos o programas para emprendedores impulsados desde el gobierno o por otro tipo de instituciones que dan capital semilla para terminar de validar la idea de negocios; pero los ganadores terminan usando esos recursos para pagar sueldos o comprar maquinaria para empezar a producir, cuando todavía no tienen la certeza de si su producto o servicio tendrá demanda en el mercado.

“El problema principal radica en que muchos no miden lo que están haciendo y tampoco proyectan hacia dónde quieren llegar. Si no tienes claras esas dos cosas, no sabes cuánto dinero pedir prestado, ni en cuánto tiempo se dará el retorno de inversión”, afirma el cofundador de Xibalba Hackerspace.

Los mentores y especialistas en este tema han reiterado con insistencia que no se trata sólo de tener una idea de negocios y echarla a andar, sino de saber cómo hacer que madure.

Ese conocimiento sigue siendo una debilidad que todavía tienen muchos emprendedores chapines, en parte porque es una corriente que aún está en crecimiento en el país. En la actualidad —dice César— las personas están en proceso de aprender cómo estructurar su emprendimiento para una inversión. Eso todavía no existe acá y apenas comienza a entenderse, por ello hay pocos ejemplos de emprendedores impulsados por inversionistas ángeles.

Mirar hacia afuera

Desafortunadamente, y pese a que la creación del ecosistema de nómadas digitales que se desarrolla en Antigua Guatemala es positiva, la realidad es que la mayoría de los emprendedores provienen de otros países, por lo que todavía hace falta desarrollar el potencial del talento local.

El problema mayor parece ser que en Guatemala en general, y en Antigua Guatemala  en particular, aún no se han dado grandes historias de éxito de emprendedores, por lo cual, quienes buscan lograrlo todavía lo hacen sin la certeza absoluta de cómo llevarlo a cabo.

Aunque las cosas poco a poco están cambiando “la cultura del emprendimiento comienza a crecer y ahora ya tenemos una ley que está intentando fomentar este tipo de ecosistemas. La idea es que el Estado pueda ser inversionista de los emprendimientos con capital semilla, que hasta cierto punto sea no reembolsable”, comenta Yeffri Salazar.

El objetivo del gobierno guatemalteco es replicar la experiencia de otros países latinoamericanos como Colombia o Chile, en donde el Estado otorga directamente este tipo de financiamiento.

A finales de 2018, el Congreso de la República aprobó la Ley de fortalecimiento al Emprendimiento, con el propósito de impulsar el desarrollo de las MiPymes y, entre otras cosas, contempla la creación de la Unidad de Fortalecimiento al Emprendimiento, la cual se encargará de atraer inversionistas y gestionará fondos nacionales e internacionales para impulsar estas compañías.

En Guatemala también se formó en 2011 Pomona Impact, un fondo de capital de inversión de impacto, el cual ya tiene un portafolio de proyectos en diversos países de Latinoamérica, pero en este país en particular apoya a distintas empresas sociales.

“Hay una tendencia para pasar de donaciones a inversiones de impacto”, remarca César, y agrega que ese será el siguiente paso no sólo para emprendedores sociales, sino también para otro tipo de empresas como las de tecnología.

Otra propuesta que ayudaría para que este tema crezca de forma más rápida en Guatemala es que el país logre consolidar las comunidades de nómadas digitales, como se ha hecho en otras naciones en donde ya funcionan con mayor orden e incluso se llegan a reunir cada cierto tiempo para compartir experiencias:

“Si hubiera una comunidad chapina de nómadas eso ayudaría a impulsar el emprendimiento”, aseguran los entrevistados.

Por otro lado, también hace falta un cambio en la mentalidad de los emprendedores y freelancers para que se proyecten a sí mismos trabajando más allá de las fronteras nacionales. “El guatemalteco todavía no se ha visto hacia afuera del país y estamos buscando dar ese paso.

Para ello necesitamos que haya más emprendimientos”, puntualiza César Tzián. Uno de los objetivos de quienes trabajan este tema en Guatemala es que se pueda generar una “camada” de emprendedores que tengan un crecimiento exponencial en sus negocios, y surjan así más historias de éxito, las cuales sirvan como ejemplo para inspirar e impulsar a otros que vienen detrás de ellos.

* En alianza con Forbes México y Centroamérica

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