El cortejo fúnebre recorrió las principales calles del área urbana, mientras decena de hombres y mujeres hacían turnos para llevar en hombros los féretros revestidos de crespón y una de madera de pino café, que fueron depositados en una fosa común.
Silvia López lloraba desconsolada por sus dos hijos y un nieto que quedaron soterrados, mientras cuatros más siguen desaparecidos, pero su pesar es doble porque los dos hijos de su pareja, también corrieron con la misma suerte.
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“El dolor que siento es demasiado y creo que nunca se me pasará, por los otros que tengo desaparecidos”, expresó López.
Lilian Ortiz, pariente de las víctimas, recordó que los niños estudiaban primero y segundo grados, mientras que la mayor se dedicaba a cuidarlos.
Víctor Chuy, integrante del grupo organizador de funerales, explicó que luego de la erupción han sepultado a 92 víctimas, lo que para su grupo significa una verdadera tragedia y no saben cuándo terminarán con este tipo de sepelios.
“Estos entierros que hemos acompañado son la muestra de una verdadera tragedia a causa del volcán”, añadió Chuy.
Un día antes fueron sepultados en ese municipio ocho miembros de una familia que murieron a causa de la erupción.
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