Los melanomas pueden aparecer en cualquier parte de la piel, aunque en los hombres tienden a comenzar en el torso (pecho y espalda), mientras que en las mujeres, se presentan con más frecuencia en las piernas.
Si bien muchos son los factores de riesgo que pueden influir en el desarrollo de esta patología, la exposición a la luz ultravioleta es el riesgo principal de la mayoría de los melanomas. La luz solar es la fuente primordial de radiación UV, la cual puede ser dañina para los genes en las células de su piel. En este sentido, también son perjudiciales el uso de lámparas y camas bronceadoras.
El grado de exposición a la luz ultravioleta depende de la intensidad de la radicación, del tiempo que la piel ha permanecido expuesta y de si ésta ha estado protegida con ropa o bloqueador solar.
Para prevenir el melanoma, es decisivo adoptar costumbres como la utilización de gorras o sombreros y cremas de alta protección, así como tomar sol de una forma gradual y evitarlo en las horas de irradiación más intensa. Incluso permanecer reparados del sol bajo una carpa o sombrilla puede ser perjudicial si no se ha usado el factor solar correcto.
Por eso, los especialistas recomiendan utilizar el protector solar adecuado y esparcirlo por todo el cuerpo, en dosis adecuadas. Cabe recordar que habrá que evaluar también la elección del filtro solar teniendo en cuenta tanto los rayos UVA como los UVB.
El melanoma es casi siempre curable en sus etapas iniciales, aunque si no es detectado a tiempo tiene muchas más probabilidades de propagarse a otras partes del cuerpo.