CATALEJO
Increíble: acción correcta de diputados
En los últimos días, entre los temas de importancia se encuentra la discusión sobre el transfuguismo, considerado por la mayoría de diputados como uno de los derechos incluidos en el trabajo dentro y fuera del parlamento, pero sobre todo adentro de este. El Ser de la palabra en español es “persona que pasa de una ideología o colectividad a otra” y “persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo postuló como candidato”. Una diputación es un cargo público y, por tanto, quien no deja la diputación al cambiarse de partido, hace algo distinto al significado idiomático del término. Sería como darle a la palabra gato la definición de pez, no de mamífero: absolutamente ridículo muy cercano a absurdo conceptual inaceptable e indefendible.
La consulta hecha a la Corte de Constitucionalidad debe ser declarada frívola e improcedente. No hay razón alguna para eliminar la reforma, ya sea parcial o total, de lo decidido por los diputados. Si lo hicieron en forma apresurada, es otra historia igualmente lamentable y parecida a las tantas decisiones emanadas del Congreso. En realidad, la CC no tiene motivo de discusión para cambiar el texto como se encuentra. En resumen, es conveniente para el país la prohibición a los partidos y los bloques parlamentarios recibir a diputados electos por otro partido, lo cual impide a los tránsfugas buscar la reelección en sus curules en una nueva elección. La CC, en otro caso, ya resolvió contra los tránsfugas deseosos de ocupar comisiones parlamentarias de trabajo.
Los diputados guatemaltecos, en los cambios realizados a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, incluyeron la prohibición al transfuguismo, con lo cual nada más aplicaron el significado del término. Pero también, al hacer otros análisis puramente politiqueros, la decisión mencionada resulta ser conveniente y fundamental porque son muchísimos los casos de los diputados para quienes el cambio de partido, aunque sean los “partidos” de Guatemala, es una necesidad. Se debe a la razón de ser de su trabajo politiquero, es decir obtener los mayores beneficios personales, sin importar si implican daños e incluso hasta la muerte de los guatemaltecos de cualquier edad. Además. Les otorga el también indispensable derecho de antejuicio, convertido en chamarra protectora de malas acciones,
El caso de los diputados salidos del partido al cual pertenecían, pero sin unirse a otro y con ello declararse independientes, el asunto es más complicado, porque no pueden en una nueva elección participar en otra agrupación política, con lo cual el resultado es similar al de los tránsfugas y así termina su carrera política. El problema principal sigue siendo la multiplicidad de cambios de partido, lo cual ocurre en el Congreso y en las alcaldías, y es en esas últimas, sobre todo en las ciudades y las poblaciones pequeñas, donde ocurren con más frecuencia, a causa de la absoluta ausencia de principios ideológicos. Los votantes, por su parte, ayudan al seguir a la persona, no a ningún grupo político.
El tema de la prohibición al transfuguismo debe ser analizado dentro de la realidad del país. Al aplicarla se otorga la posibilidad a nuevas personas para participar en actividades políticas. Pasado un lapso –veinte años, por ejemplo—, cuando haya nuevas generaciones sustitutivas de las actuales, sería posible la derogación de este artículo tan necesario en este momento histórico nacional. Es urgente sacar del gobierno nacional y municipal a quienes actúan. No se debe olvidar tampoco un factor: los 34 años pasados desde la Constituyente de 1984 demuestran cómo se derrumbó el sistema al haber sido aplicado de manera retorcida y con ello ha convertido a la práctica de la política en algo vergonzoso, al cual solamente se agregan personas con malas intenciones.