El encuentro fue grabado en video por medios internacionales. Las imágenes conmueven. Beata espera que su hijo descienda del avión, sentada en la sala de espera del aeropuerto. Cuando el menor aparece corre hacia él, y por fin puede abrazarlo. Lo arropa con una frazada y se aferra a su hijo con sus brazos. Su llanto se mezcla con las frases: “te amo”, “gracia a Dios ya estás junto a mí”.
Ante los medios de comunicación en Baltimore, dijo que no pudo evitar llorar al ver a Darwin, pues es su único hijo. “Lo tengo acá conmigo, aunque él está triste, pero nadie nos va a separar nuevamente”.
También envió un mensaje a las madres migrantes que sufren por la separación de sus hijos. “Ellas pueden pedir lo mismo que yo. Pueden luchar para salir de allí y pelear por sus hijos. Uno tiene que ganar la batalla. No me arrepiento; con orgullo estoy en este país”, agregó.
El sufrimiento de Beata Mariana y Darwin comenzó cuando en mayo pasado llegaron a un puerto de entrada en Estados Unidos con la intención de pedir asilo, pero les fue negado. Al igual que el resto de migrantes la separaron del niño, como parte de las medidas implementadas por la política de “tolerancia cero” del gobierno de Donald Trump, que tiene a más de 2 mil menores en centros de detención.
Durante el tiempo de la separación, solo pudo hablar con él una vez, y la única información que le dieron fue de que la Oficina de Reasentamiento de Refugiados del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Phoenix lo había detenido.
La semana pasada, Beata fue liberada al pagar una fianza. Ella demandó al gobierno federal por haberla separado de su hijo sin ninguna explicación.
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La guatemalteca está a la espera de una audiencia en la cual se conocerá su petición de asilo, en agosto.
El sitio de Univisión menciona que un funcionario del gobierno federal dijo que alrededor de 500 niños de los más de 2 mil que fueron separados de sus padres en la frontera, ya están con su familia, el reencuentro de estos menores comenzó en mayo.
De acuerdo con la psicóloga Nissely Herrera, estar en un centro de detención representa un estrés intenso para los niños, pero separarlos de sus padres definitivamente tiene consecuencias mayores. “Perder a esa figura que da seguridad, es terrible para ellos”, indica.
Las medidas contra las familias migrantes han sido señaladas de crueles por la comunidad internacional. Entre el 1 de octubre del 2017 y el 31 de mayo del 2018, al menos dos mil 700 niños fueron separados de sus padres, de ellos, mil 995 lo fueron entre el 18 de abril y el 31 de mayo de este año.
En los últimos meses, el gobierno de Estados Unidos extremó las medidas, pero la presión nacional e internacional hizo que Donald Trump firmara el 20 de junio del 2018 un decreto que impide a los agentes separar a las familias.
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