La cárcel El Renacer, a orillas del Canal de Panamá, es donde estuvo detenido el exdictador panameño Manuel Antonio Noriega desde que llegó extraditado de Francia en 2011 hasta cerca de su muerte en 2017.
La cancillería panameña había informado que a las 08.44 locales (13.44 GMT), el gobierno de Estados Unidos hizo “entrega formal en territorio panameño del señor Ricardo Martinelli Berrocal, cumpliendo con la orden de extradición autorizada por el subsecretario de Estado John Sullivan”.
Escoltado por alguaciles federales, Martinelli salió en un vuelo de Jet Logistics del aeropuerto ejecutivo de Opa Locka, de Miami.
Antes de abordar el avión, saludó a periodistas que se encontraban en el aeropuerto estadounidense. Vestido de beige y esposado de manos, el expresidente (2009-2014) dijo a los reporteros: “¡Estoy listo para ver el Mundial!”, haciendo un gesto con el pulgar arriba. Panamá calificó al torneo, que comenzará este jueves.
“El señor Martinelli viene por los dos delitos por los que se le acusa, que son inviolabilidad del secreto y el derecho a la intimidad y contra la administración pública, que es lo que se conoce como peculado”, dijo el vicecanciller panameño, Luis Miguel Hincapié, al canal TVN-2.
Un comunicado del Departamento de Justicia de Estados Undios detalló que Martinelli es acusado en su país de “monitorear ilegalmente las comunicaciones de más de 150 personas entre 2012 y 2014 usando un amplio sistema de vigilancia, y de desviar más de 10 millones de dólares en fondos públicos”.
Hincapié añadió que Panamá ha pedido también a Estados Unidos la extradición de los hijos de Martinelli, Ricardo y Luis Enrique, acusados de cobrar 56 millones de dólares en comisiones a la empresa brasileña Odebrecht para facilitar trámites burocráticos y otros servicios.
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Partidarios de Martinelli, de 66 años, protestaron frente a la Corte Suprema de Justicia de la capital panameña en apoyo al expresidente.
La acusación es específicamente por malversar fondos para crear una red de espionaje que alcanzó a 150 personas durante su mandato, incluyendo periodistas y políticos.
La justicia panameña lo investiga también por otra veintena de casos de corrupción, pero bajo el tratado con Estados Unidos, que entró en vigencia en 1905, solamente puede ser procesado por los delitos por los cuales fue pedido en extradición.
Martinelli llega a su país en un año agitado políticamente frente a las elecciones generales del próximo año, a las que el expresidente quiere presentarse como alcalde, diputado o vicepresidente.
“Favores” a EE. UU.
Tras trasladarse a Miami en el 2015 para eludir los procesos judiciales, Martinelli fue detenido el 12 de junio del año pasado y estuvo preso en esa ciudad desde entonces.
Multimillonario empresario de supermercados, accedió al poder con el 60 por ciento de los votos y un discurso contra la corrupción.
Sin embargo, tras su paso por el gobierno, se acumularon las denuncias por escándalos de corrupción, delitos financieros y espionaje.
El exgobernante afirma que todo se debe a una “vendetta” política de Juan Carlos Varela, su exvicepresidente y actual mandatario.
Su equipo legal había intentado detener la extradición alertando que corría el riesgo de ser torturado si era detenido en Panamá, pero el Departamento de Estado estadounidense desestimó este argumento.
Los abogados también apoyaron su caso diciendo que Varela había mostrado “falta de compromiso” con los intereses de Estados Unidos, por ejemplo cuando rompió relaciones con Taiwán y las reestableció con Venezuela.
Dijeron que, en cambio, Martinelli sí había hecho “favores” a Estados Unidos, por lo cual esperaban reciprocidad.
“Cuando la CIA me pidió que interceptara un barco norcoreano que estaba dejando Cuba y cruzaba el canal de Panamá, yo no pestañeé”, escribió el propio Martinelli en una carta pública.
Esos argumentos no bastaron.
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“Algunos pensaron que por los grandes favores que hizo Martinelli a Estados Unidos, (Washington) tendría que actuar de manera recíproca y ayudarlo”, dijo Mitchel Doens, exsecretario general del Partido Revolucionario Democrático (socialdemócrata) y uno de sus querellantes.
“Pero (…) no creíamos que Estados Unidos iba a cargar con un estigma de haber dado protección a un delincuente de la talla de Ricardo (Martinelli)”, añadió Doens.
El expresidente panameño Martín Torrijos (2004-2009) dijo el pasado fin de semana que el futuro de Panamá “está en juego” con la llegada de Martinelli, porque va a poner “a prueba” las instituciones de ese país.
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