LIBERAL SIN NEO
¿El defensor del pueblo?
La Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) y su figura principal, el Procurador, fueron creadas por la Constitución Política de la República de Guatemala de 1985. La página web de la PDH describe las funciones y atribuciones del Procurador con una amplitud que pareciera un cheque en blanco para su actuar, empezando por tener “competencia para intervenir en casos de reclamo o queja sobre violaciones a los Derechos Humanos en todo el territorio nacional”.
Esa es la teoría, que describe al PDH como “el defensor del pueblo”. Pensaría que esto implica defender al desamparado, al débil, a la víctima del abuso y negligencia del poder, al que no tiene cómo hacer valer sus derechos. Es propio preguntar si esto es lo que hace el PDH Jordán Rodas y la respuesta, en mi opinión, es no. El PDH es un actor político que interviene en casos de alto impacto mediático que favorecen su agenda ideológica. Es un protagonista que utiliza su posición y recursos de manera oportunista y política.
Jordán Rodas demandó al Estado de Guatemala, que fue obligado a pagarles a miembros de su familia más de US$325 mil —él, personalmente, recibió US$65 mil— por la captura y desaparición de su hermano Joaquín, militante del Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP-Ixím). El caso fue gestionado por la Fundación Myrna Mack, a la que el Estado tuvo que pagar más de US$212 mil por costas procesales. Podría preguntarse ¿y qué? No opino sobre los méritos del resarcimiento, sino sobre el actuar posterior de Jordán Rodas. Por principio, el PDH no podría aparecer, ni por asomo, en una foto con Helen Mack, ni con causa u organización asociada con ella, ni con cualquier organización que tuviera que ver con el reclamo y cobro de resarcimiento; por ética, por tener conflicto de interés. Pero ese no es el caso de Jordán Rodas, que se pavonea regularmente con estas organizaciones, cuando obviamente no es un actor objetivo e independiente; está directamente relacionado con ellas y se ha beneficiado de su actuar.
El PDH Jordán Rodas participó el fin de semana pasado en la Asamblea del Comité de Unidad Campesina (CUC). ¿Esto es parte de las funciones legítimas del PDH? ¿Es correcto que los contribuyentes paguen los gastos, comitiva, vehículos blindados, combustible y recia seguridad, para que el PDH se siente junto a Daniel Pascual en la Asamblea del CUC? Es reminiscente de su acompañamiento con la manifestación de “la poderosa vulva”.
El Presidente Jimmy Morales, por medio de la Cancillería, solicitó a los gobiernos de Suecia y Venezuela el retiro de sus embajadores actuales y el cambio por otros. Rápidamente, sale a protagonizar el PDH, solicitando que la CSJ impida la acción del Presidente y “ampare” a Anders Kompass. Este señor es un conocido “agent provocateur” y la embajadora de Venezuela figura regularmente en actividades de la izquierda militante, evidentemente impulsando la ideología y política del gobierno de su país. Nuevamente, aquí no opino sobre los méritos de la petición del Presidente y más bien pregunto ¿Es función del PDH proteger al embajador de Suecia, por su derecho a que el Presidente no pida su cambio? ¿Es que en Guatemala son tan escasas las violaciones a los derechos humanos, que el PDH se ocupa del pobre embajador que no se puede defender?
La Procuraduría de los Derechos Humanos ha caído en los vicios propios de las burocracias, que son principalmente la acumulación de poder, la atracción y abuso de recursos, la búsqueda de protagonismo para glorificarse y, en este caso especialmente, la promoción de una agenda eminentemente política.