Ser diagnosticado con Parkinson y con el síndrome de demencia con cuerpos de Lewy, sumado al declive de su carrera y a su segundo divorcio, sumieron en la depresión al comediante que tantas veces nos hizo reír con películas como la Mrs. Doubtfire, Jumanji o Patch Adams.
Ya no era el de antes, sus dolencias comenzaron en el 2013, según se relata en el libro biográfico Robin. Tenía problemas de visión, indigestión, resfriados, dificultades para orinar, no podía conciliar el sueño, y sufría de temblores en su brazo izquierdo.
La tristeza y frustración que llevaba por dentro llevó a Williams a tomar la lamentable decisión de quitarse la vida el 11 de agosto de 2014, de acuerdo a lo narrado por el comediante Billy Crystal (su gran amigo), Zak Williams (su hijo mayor) y Cheri Minns (su maquillista), en el libro que se lanzará este 15 de mayo.
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Dave Itzkoff cuenta que el deterioro físico del actor era cada vez más evidente, ya no podía caminar, incluso, ya no era capaz de memorizar los guiones. “Lo que vi fue un hombre asustado”, relata Crystal, acerca de los últimos días de la estrella.
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— Dave Itzkoff (@ditzkoff) November 7, 2017
“Lloraba en mis brazos al final de cada día, era horrible”, indica Minns. “Me decía: ‘no puedo Cheri. Ya no sé cómo hacerlo. No sé cómo ser gracioso’”, agrega.
El hijo de Williams recuerda que su padre nunca superó los divorcios con Valerie Velardi y Marsha Garces. “Tenía la seguridad de que nos había defraudado”, menciona Zak.
El actor fue hallado sin vida el 11 de agosto del 2014, a las 11.42 de la mañana, se ahorcó con un cinturón.
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