Con ese paquete legislativo se convirtió en el primer estado santuario del país, que es el que se niega a colaborar con las autoridades federales en la localización y arresto de inmigrantes indocumentados para que sean deportados.
Numerosas ciudades y localidades californianas son santuarios también, entre ellas Los Ángeles y San Francisco, que desde hace tiempo cuentan con legislación específica al respecto.
“La ley federal es la ley suprema del país”, manifestó hoy Sessions en Sacramento, la capital californiana. El Departamento de Justicia presentó allí la noche anterior la demanda ante una corte federal.
El fiscal general, situado en la línea más dura de la administración Trump en materia migratoria, viajó a la ciudad para hablar de la decisión de demandar a California ante dos centenares de agentes de la ley reunidos en un encuentro sectorial.
“California, tenemos un problema: una serie de acciones y hechos que han tenido lugar aquí, que tienen un impacto directo y adverso en el trabajo de nuestros agentes federales”, dijo Sessions. Trump y él ligan inmigración -no solo la ilegal- con el crimen y las drogas y acusan a California de refugiar a criminales.
California es el estado más poblado del país y también el que tiene la mayor población de origen hispano: de sus 39 millones de habitantes, son latinos unos 15 millones, cerca del 39 por ciento. Las estimaciones apuntan a que allí viven 2,3 millones de inmigrantes sin papeles.
Sessions fue recibido con protestas a su llegada al hotel de Sacramento en el que habló y mientras lo hacía, cientos de personas se manifestaban en la calle con pancartas contra él, coreando consignas como “¿Qué queremos? ¡Que se vaya Sessions!”.
California es un bastión demócrata. Hillary Clinton sacó allí más de cuatro millones de votos y 30 puntos porcentuales de ventaja a Trump en las elecciones presidenciales del 2016.
La Asamblea y el Senado, las dos cámaras del congreso estatal, están controladas abrumadoramente por el Partido Demócrata, al que pertenecen también su gobernador, Jerry Brown, y el fiscal general californiano, Xavier Becerra, de origen mexicano.
“Esto es básicamente ir a la guerra contra el estado de California”, clamó hoy el gobernador Brown, que compareció públicamente junto a Becerra para responder al paso dado por la administración Trump y a las palabras de Sessions.
El enfrentamiento entre Trump y California comenzó antes de la llegada del republicano a la Casa Blanca, en enero de 2017. El mes anterior, el presidente del Senado californiano, Kevin de León, lanzó la primera advertencia: “California nunca se callará ante aquellos que amenazan con menoscabar nuestra prosperidad o con privar a nuestra gente de sus derechos humanos fundamentales”.
Aquel día el congreso californiano celebró su primera sesión tras los comicios presidenciales y comenzó la tramitación de las leyes para proteger a los indocumentados que fueron aprobadas definitivamente en octubre y por las que el estado acaba ahora de ser demandado por el Gobierno de Trump.
Una de esas leyes prohíbe a los empleados de la administración californiana cooperar con las autoridades de inmigración federal. Otra permite que los funcionarios estatales, que están bajo supervisión del fiscal Becerra, inspeccionen los centros de detención federales de inmigrantes. La tercera impide que las fuerzas del orden locales informen a las de inmigración federal de cuándo un inmigrante indocumentado va a ser liberado tras ser detenido.
No solo son inconstitucionales, sino “una violación del sentido común”, dijo hoy Sessions.
Trump y él ya intentaron castigar a las ciudades santuario y obligarlas a cooperar retirándoles fondos federales, pero los tribunales frenaron ese movimiento. Hace unos días, Trump amenazó a California con retirar los agentes de inmigración y frontera federales para que se vea “inundada” de criminales.
Trump dice que millones de latinos están haciendo realidad el sueño americano
El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que millones de latinos están “convirtiendo en realidad” el sueño americano, y pidió a esa comunidad que presione a la oposición demócrata para lograr una solución para cientos de miles de jóvenes indocumentados conocidos como “soñadores”.
“Estamos siendo testigos de un renacer del sueño americano (…) y ustedes, junto con millones de latinos que trabajan duro, están convirtiendo ese sueño en realidad”, dijo Trump en el primer discurso de su mandato ante un grupo hispano, en una conferencia de la organización empresarial The Latino Coalition.
“Mucha de la gente en esta sala está haciendo a Estados Unidos grande de nuevo”, añadió Trump en referencia a su lema de campaña.
El presidente también insistió en que quiere ayudar a los jóvenes indocumentados, y dijo a los empresarios latinos presentes: “Este es nuestro momento. Consigan DACA. Presionen a esos demócratas”.
“Estamos tratando de tener una victoria para todo el mundo en el tema de DACA, y pero los demócratas están ausentes en esto. Estamos preparados, dispuestos y capaces, pero ellos no están por ninguna parte”, alegó Trump.
En septiembre, Trump anunció el fin del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), impulsado en 2012 por el expresidente Barack Obama y que protegía de la deportación a miles de jóvenes indocumentados que llegaron al país de niños, conocidos como “soñadores”.
Trump dio al Congreso de plazo hasta el pasado lunes para aprobar una alternativa que diera una solución permanente a esos jóvenes, pero también condicionó cualquier proyecto de ley sobre el tema a la aprobación de fondos para el muro con México y a ciertas reformas del sistema de migración legal inaceptables para los demócratas.
El mandatario aseguró hoy que las reformas que él ha propuesto son apoyadas “por la gran mayoría de los votantes latinos”, que prefieren, según él, un sistema migratorio “basado en el talento” y el “mérito” de los solicitantes.
Trump no mencionó el muro que quiere construir en la frontera con México, pero sí dijo que sigue “comprometido con la seguridad en la frontera, con desmantelar las peligrosas bandas criminales y con detener el flujo de drogas” que llegan al país.
“Seguimos comprometidos con una reforma migratoria que proteja a nuestro país”, agregó Trump.