A falta de dos semanas de que se alcance la “amenazante” fecha límite establecida por el presidente Donald Trump en septiembre de 2017 de que cerraría el 5 de marzo el programa que los ampara de la deportación, la Acción Diferida (DACA), la USCCB instó al Congreso a que dé muestras de “liderazgo”.
De esta forma se lograría una “solución humana y justa” para estos jóvenes que “diariamente enfrentan una creciente ansiedad e incertidumbre”, según apuntan en un comunicado el cardenal Daniel DiNardo, presidente de la USCCB; su vicepresidente, el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, y el presidente de su comité de Inmigración, Joe Vásquez.
Para intentar convencerlos convocaron a un “Día Nacional de Llamadas para Proteger a los Soñadores”, iniciativa que recalcarán durante las homilías durante el próximo fin de semana.
Con esta iniciativa quieren contribuir a proteger a los “‘soñadores’ de la deportación, proporcionarles un camino a la ciudadanía y para evitar cualquier daño a las protecciones existentes para las familias y los menores no acompañados”.
Los tres líderes religiosos consideran que, aunque siempre han estado del lado de los “vulnerables”, incluidos los inmigrantes, ha llegado el momento de la “acción” para mostrar el apoyo y solidaridad de una “manera especial”.
Trump decidió acabar con DACA mediante una orden ejecutiva, el mismo mecanismo que su predecesor, Barack Obama, usó para promulgar el plan en 2012 con carácter temporal, pues el Congreso es el único que tiene capacidad para aprobar leyes y cambiar el sistema migratorio de Estados Unidos.
El presidente instó entonces al Congreso a encontrar una solución, pero él mismo ha establecido recientemente pilares básicos para no vetar el proyecto de ley que llegue a su mesa y que incluye una solución para 1.8 millones de “soñadores”, fondos para construir su deseado muro en la frontera con México y reducir los niveles de inmigración legal.