CATALEJO

Izquierdas y derechas y sus grandes similitudes

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En las últimas semanas los acontecimientos ocurridos en el subcontinente latinoamericano han provocado justificadas críticas por las acciones de los gobiernos y muchas personas e instituciones. Señalan y acusan al hecho de ser de izquierda o ser de derecha, al fatal desastre visto en el horizonte. Pero cuando se hace un análisis, aunque sea muy superficial, sale a luz claramente otra verdad: sin importar su real o supuesta afiliación ideológica, son los políticos los verdaderamente culpables, en conjunto con los grupos sociales encaprichados en ver la realidad sólo desde una perspectiva, fuera de la aceptación de criterios distintos y de la necesidad de encontrar puntos situados entre dos extremos. Es el simplismo intelectual y el deseo de perpetuarse o de alcanzar el poder.

Me encuentro en España y veo con preocupación el nacimiento y crecimiento de un partido de superultraderecha: Vox. Las urnas lo dejaron como tercera fuerza política y ello obligará a los grupos de derecha a buscar una alianza, lo cual, como siempre ocurre, significa la necesidad de ceder de quienes se unan a ellos por razones de lograr mayoría o al menos una fuerza mayor dentro del Congreso. Ese mismo día y al otro lado del Atlántico, el dictador izquierdista Evo Morales anunció su renuncia, tras semanas de protestas contra su cuarta reelección y de perder el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía. Así se cerró el capítulo del evomoralismo, porque la marea popular en su contra simplemente se convirtió en un tsunami.

Una estimada amiga residente en Estados Unidos me envió copia de un trabajo de la BBC de Londres, en el cual se señala la “epidemia” de Chile: a 400 chilenos las balas de goma disparadas por las fuerzas armadas los han dejado ciegos de un ojo. Es escalofriante por no tener precedentes en el mundo, ni siquiera en lugares tan violentos como Oriente Medio y África. Los heridos llegan a los hospitales con un ojo explotado, imposible de curar. Y esto sucede en un país señalado como ejemplo del éxito de los criterios del ahora llamado neoliberalismo económico, cuyo principal yerro lo constituye haberse olvidado de la parte humana de la sociedad, y reducir todo a las ideas de índole exclusivamente económico, olvidando también al ser humano.

No se trata, por supuesto, de ponderar o de desear el regreso de las ideas económicas del socialismo, practicado también de manera químicamente pura, por así decirlo, porque su fracaso ocurrió hace ya largos 30 años, con el colapso del absurdo ejemplificado en el muro berlinés. Ese absurdo lo viví en carne cuando en el lejanísimo 1973 tuve oportunidad de estudiar en Berlín: casas y calles partidas por el muro de concreto construido para evitar el escape de quienes querían escapar del paraíso socialista y estaban dispuestos a dar la vida en el esfuerzo. Se trata, eso sí, de entender la necesidad de buscar lo más adecuado de los dos criterios ideológico-político-económicos. Se trata de adaptar las ideologías a las necesidades de los tiempos actuales.

' Los ciudadanos del continente siguen despertando y eso debe ser un mensaje para los políticos tanto diestros como siniestros.

Mario Antonio Sandoval

Por su parte, en el atribulado México el discurso de un alto jefe del Ejército y de la Fuerza Aérea, de manera clara y de hecho en representación de los militares hace una crítica abierta, de claridad meridiana, contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, a consecuencia de su decisión de soltar al narcotraficante hijo del Chapo Guzmán y con ello debilitar al ejército. Este discurso, creo, no tiene precedente en el hermano país. La frase más seria del militar mexicano se refiere a estar al servicio de México, no del presidente. En un país donde tradicionalmente el respeto a la figura presidencial era casi apoteósico, estas palabras tienen una seriedad difícil de entender en su profundidad en otros países, sobre todo los centroamericanos.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.