“Memorable día para nosotros como Aeroclub, es un privilegio y los niños son un ejemplo a seguir de motivación, esperanza y vida”, resaltó el piloto José Marcucci, socio del Aeroclub.
La alegría de los pequeños no se podía ocultar, pues las aeronaves estaban llenas de risas durante los viajes.
“Me siento emocionada de verlos reír y de que puedan estar en un ambiente diferente. Ellos llevan años rodeados de medicamentos y verlos sonreír no tiene precio. La mayoría son de escasos recursos y esta experiencia es grande para ellos”, dijo María José Marroquín, pediatra en hematoncología del Hospital San Juan de Dios.
Fueron seis aeronaves que llevaron a los pequeños a ver la ciudad desde las alturas, además de conocer Puerto San José, y los lagos de Atitlán y Amatitlán.
Beneficio a su salud
“Esta actividad les ayuda a la parte psicológica. Cumplir este sueño influye para vencer la enfermedad”, afirmó el psicólogo de la unidad de Hematoncología Pediátrica, Manuel Espinoza.
Les fortalece el ánimo para continuar con esa lucha diaria que enfrentan, destacó.
Luego de casi 45 minutos de vuelo, cada una de las avionetas apareció entre las nubes hasta aterrizar.
Los padres saludaron desde el balcón y esperaron con ansias ver a sus hijos para abrazarlos.
El personal del Aeroclub preparó una comida especial para los niños, quienes la disfrutaron mientras observaron cómo los aviones despegaban y aterrizaban.
“Admiramos a estos chicos, son nuestros héroes”, dijo Érick Felipe Real, subdirector técnico de la Academia Nacional de Bomberos Departamentales, que colaboró con el transporte de los niños.