“Hay alguien que está tratando de organizar algo deliberadamente, pero velaremos por los intereses del Milan en todos los terrenos. Hay un hombre que se está convirtiendo más en un showman que en otra cosa. Al principio nos reíamos de eso, pero el tema ya es serio. Igualmente no se saldrá con la suya”, añadió Mirabelli.
La frase parece estar destinada a Mino Raiola, el agente de Donnarumma, después de los recientes mensajes que envió al club, en los que advertía sobre la posibilidad de impugnar la renovación del contrato llevada a cabo en el verano europeo porque el arquero firmó bajo presión, en una figura que denominó “violencia moral”.
En caso de que prosperase la impugnación del nuevo contrato, Donnarumma quedaría con el pase en su poder al finalizar la temporada.
Donnarumma, de 18 años, firmó a mediados de 2017 un nuevo contrato por cuatro años a razón de 5,5 millones de euros por temporada, después de una larga negociación en la que quedó involucrado su hermano mayor, también arquero.
Bajo presión de los hinchas
El nuevo panorama motivó que los hinchas del Milan cuestionaran durante todo el partido ante el Verona al joven portero, que rompió en llanto cuando llegó al vestuario tras el encuentro.
En las gradas, los aficionados colgaron una bandera con una leyenda contra el futbolista: “Violencia moral, ¿seis millones de euros al año y la firma de un hermano parásito? Ahora vete, ¡nuestra paciencia ha terminado!”.
Además, cantaron canciones ofensivas como “Donnarumma, pedazo de mierda” o “Gigio, márchate”. Antes de la firma del contrato en julio, los hinchas habían cuestionado al jugador arrojándole billetes de euros falsos y colgando una pancarta en la que se leía “Dollarumma” en lugar del apellido del portero.