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“Es inevitable que a todo creador consiente le impacte la realidad, me tocó vivir una etapa dura en la que muchas aldeas fueron arrasadas y eso de forma espontánea se trasladó a mi obra, no como una narración de los hechos, sino como una metáfora visual”, recordó la artista.
“He hecho pintura, dibujo y grabado, luego empecé a desarrollarme en el arte contemporáneo y actualmente trabajo con instalaciones y el performance. La investigación constante es la que me mantienen actualizada”, expresó la artista.
La artista cuenta que a su edad siente la necesidad de continuar con la producción de su obra en aras de manifestar las irregularidades de la situación social y por eso se esfuerza en la labor de investigación como parte de su proceso creativo.
“Este país no deja de tener épocas duras, la crudeza social solo se manifiesta de una realidad a otra, pero no cambia. En mi carrera he hecho pintura, dibujo y grabado, luego empecé a desarrollarme en el arte contemporáneo y actualmente trabajo con instalaciones y el performance. La investigación constante es la que me mantienen actualizada”, señaló la artista.
La obra de Ruiz se ha expuesto en países como Italia, Alemania, Inglaterra, Dinamarca y Holanda; además en al menos seis museos de Estados Unidos, Colombia y Venezuela. También participó en bienales de grabado en Cuba y República Dominicana.
Actualmente la artista tiene una obra en una muestra del Museo de Arte Contemporáneo de Santa Bárbara, California, Estados Unidos.
“La obra que se expone en Santa Bárbara la hice en 1980 cuando ni siquiera sabía que era una instalación porque ese concepto llegó a mí varios años después. Se trata de una hilera de sillas de madera quemadas y puestas sobre una alfombra de carbón en la que hay una cruz pintada con acuarela, la cual está sobre una caja de luz que se enciende por abajo”, explicó Ruiz.
La artista asegura que esa obra fue hecha como denuncia de las tierras arrasadas en el conflicto armado interno y pertenece a la seria Historia Situada.
El trabajo de Ruiz se nutre de otras formas artísticas, un ejemplo de eso es un proyecto que generó a partir de la investigación de la música del guatemalteco Joaquín Orellana.
“Escuché la obra de Orellana, la analicé desde todas sus escalas tonales hasta sentirme inmersa en la música, para mí una cosa eufórica haber logrado hacer crear algo producto de un análisis. La instalación consistía en tres cortinas de tres metros de alto que marcaban los diferentes niveles de derramamiento de sangre en diferentes épocas de Guatemala.
El performance también se ha convertido en uno de los medios de expresión de Ruiz, la artista contó que en una oportunidad desarrollo una obra que se llamaba Tan cerca y tan lejos.
“Se sentaban a mi lado extraños y nos tomábamos la mano y con un estetoscopio escuchábamos el corazón del otro”, explicó Ruiz.
El grabado es otra de las técnicas que han hecho reconocida a la artista. La serie figuras geométricas es un ejemplo de su talento.
“La serie consta de tres obras: Triangulo es un autorretrato en el que me interpreto como un murciélago similar al de los sacos tradicionales que se elaboran en Sololá. Mi padre era de Santiago Atitlán. El círculo, es un devorador de sueños en el centro, que se come a un pueblo represando por unos pollos desplumados y el Cuadrado es un vaso maya de cerámica, rodeado por una tierra fértil, representada por los pechos de la mujer”, comentó Ruiz.
La artista, quien es esposa del reconocido poeta Francisco Morales Santos, dice que tiene interés en romper los géneros del arte al unirlo, por lo que actualmente trabaja en una obra que combina la plástica con la danza.
“Lo que más me apasiona de mi trabajo es que me hace sentirme viva; además me ha dado la oportunidad de ver las obras de grandes maestros de la plástica en el mundo. Lo que más satisfacción me ha dado ha sido dar clases a niños de escasos recursos, porque ellos son un mundo inexplorado que debemos guiar para que tengan una vida trascendente. Ellos son la garantía del futuro”, concluyó la artista.