Si se concreta, será la primera gran reforma del mandato del 45º presidente de Estados Unidos, que no logró cumplir su promesa de derogar la ley sobre el sistema de salud de su predecesor, Barack Obama.
El vicepresidente Mike Pence anunció poco antes de las 2 horas locales el resultado de la votación, que fue recibido con aplausos y felicitaciones entre la mayoría.
“Por primera vez desde 1986, la Cámara y el Senado adoptaron una gran reforma fiscal”, se congratuló el presidente republicano de la Cámara, Paul Ryan. “Una oportunidad como ésta solo se presenta una vez por generación, debemos aprovecharla”.
Ansioso por reivindicar una victoria en uno de los mejores días de su mandato hasta ahora, Trump tuiteó: “Estamos un paso más cerca de dar recortes tributarios ENORMES a las familias trabajadoras en todo Estados Unidos”.
“¡Esperamos firmar una ley final antes de Navidad!”, agregó.
Todos los senadores republicanos, con una excepción, votaron a favor de la reforma, a la que se opusieron los 48 representantes demócratas. Previamente se habían adoptado dos enmiendas, una demócrata y una republicana, durante una larga serie de votaciones.
La mayoría republicana cumplió así, pese a algunas horas de retraso, con su calendario. Como no quiere perder el impulso, convocará el lunes una comisión bicameral encargada de forjar un compromiso entre las dos cámaras. Luego cada una deberá volver a votar el texto armonizado antes de fin de año.
Déficit público en alza
Trump insiste en que los republicanos no tienen derecho al error, tras el humillante fracaso de su reforma del Obamacare. El multimillonario hizo de la reducción de impuestos el caballo de batalla de su política económica, con el objetivo de dar más poder adquisitivo a la clase media y estimular el crecimiento de la economía y el empleo.
Con esta reforma, el impuesto de las empresas, que es actualmente del 35%, pasará a ser del 20%. Todas las categorías de contribuyentes deberían beneficiarse de la rebaja de los impuestos.
Y una gran simplificación fiscal permitirá, en teoría, a los contribuyentes hacer su declaración de renta en una hoja del tamaño de una “postal”.
La batalla fue dura dentro del propio campo republicano, que pasó las últimas horas revisando su propuesta, en una opacidad casi total, para satisfacer a los senadores que amenazaban con no respaldarla.
Uno de ellos obtuvo un acuerdo de principio de la Casa Blanca para resolver el problema de los llamados “dreamers”, los miles de jóvenes en situación migratoria irregular que están amenazados de expulsión desde marzo. Otro logró concesiones para preservar algunas garantías del Obamacare.
Solo el senador republicano de Tennessee Bob Corker se opuso finalmente a su partido porque, según él, esta ley aumentaría de manera excesiva el déficit público.
Los impulsores de la reforma aseguraron inicialmente que las rebajas de impuestos se autofinanciarían gracias a una aceleración del crecimiento, pero según los expertos aumentará en un billón de dólares la actual deuda pública de 20 billones de dólares.
La minoría demócrata solo pudo expresar una oposición simbólica. En lo que se refiere al fondo, denunciaron un texto que “tima” a la clase media porque beneficia más a las empresas y a los contribuyentes con mayores ingresos. “¡Esta noche el Tesoro federal fue saqueado!”, lanzó el senador Bernie Sanders.
De paso, la ley deroga la obligación de contratar un seguro médico instaurada por el Obamacare, una medida que podría desestabilizar el sistema de salud. Y abre tierras protegidas de Alaska a las perforaciones petroleras.
En cuanto a la forma, la oposición criticó la reescritura de último minuto y la presentación tardía de las 479 páginas del texto, algunas de ellas con anotaciones a mano en los márgenes.
“En plena noche, los senadores republicanos traicionaron a la clase media estadounidense”, denunció Nancy Pelosi, la líder demócrata en la Cámara de representantes.