EDITORIAL
Reiterada percepción sobre rezago nacional
El presidente Jimmy Morales se sumó a los mandatarios que han tenido la iniciativa de invitar al alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y probablemente también se agregue a los gobernantes que tampoco han atendido las recomendaciones de quienes lo hacen desde una óptica alejada de los vaivenes internos.
En esta ocasión estuvo en el país, viernes y sábado, el actual encargado de esa oficina con sede en Ginebra, Zeid Ra’ad al Hussein, quien al concluir su visita recordó muchos de los rezagos del país y de la poca voluntad de los gobiernos en superar esos obstáculos, que tienen un profundo impacto en la vida de millones de guatemaltecos.
Una de esas preocupaciones es la histórica indiferencia gubernamental ante dramas recurrentes como la muerte de 41 niñas en un hogar bajo responsabilidad del Estado. Dijo el funcionario de la ONU que la madre de una de las niñas que murió en ese incendio le relató que hasta la fecha no había recibido respuesta, ni una llamada, de las autoridades, y solo le dieron un ataúd para sepultar a su hija de 14 años.
Ese abandono también lo pudo patentizar el comisionado con motivo de su reunión con varios líderes indígenas en Sololá, donde lo conmovió el dolor transmitido por muchos de los asistentes, principalmente el reclamo por un abandono histórico, marcado por la marginación, la discriminación, y acrecentado por el devastador efecto de la corrupción y la impunidad.
Esa es una de las Guatemalas que el delegado de Naciones Unidas pudo palpar, y en voz de representantes de diferentes grupos indígenas también escuchó el reclamo de las más indiferentes, la que es percibida como un país moderno y funcional, en la que se concentra el poder político y económico, pero que es muy indiferente a aquella castigada por el 60% de pobreza.
En el comunicado distribuido al finalizar su visita, se recuerda que en el 2012, también durante la llegada de su antecesora, encontró una Guatemala en la encrucijada de emprender reformas para consolidar el Estado de Derecho o retroceder y perder el terreno recorrido, lo cual no ha variado y ahora podría acentuarse si los guatemaltecos no son capaces de demandar la elección de un fiscal general independiente el próximo año.
Un detalle que, al igual que otros sectores, ven con mucha preocupación y sobre el cual además ofrecen una mayor vigilancia para no retroceder en la lucha contra la corrupción y la impunidad que han conducido de manera satisfactoria hasta ahora el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala.
Ojalá esta nueva visita de una de las más altas autoridades de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos y sus recomendaciones no caigan en saco roto, y que desde los más altos organismos de poder se pueda luchar para revertir esas cifras que volvió a recordar Zeid Ra’ad al Hussein y que avergüenzan: 23% de pobreza extrema, 46.5% de niñas y niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica, más del 20% de la población no sabe leer ni escribir, cifra que sube al 43% en mujeres indígenas.