Algunos de ellos vienen acompañados de sus padres o algún otro familiar, recalca Mónica Flores Mejía, directora de Servicio Social de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (Sosep), quien añade que, en la mayoría de los casos, los menores vienen tranquilos, ya que en los centros de detención no los han separado de sus familiares.
“En el caso de los papás, sí existe bastante ansiedad y preocupación, porque en la mayoría de casos ellos han vendido lo poco que tienen o han hecho préstamos para poder pagar a las personas que los trasladan a Estados Unidos, y se quedan con la deuda”, comenta la directora.
Testimonios
Familias deportadas cuentan que luego de haber iniciado el trámite para residencia, son citados por los juzgados en EE. UU.; sin embargo, estos les dan una resolución negativa. Es en ese momento cuando los trasladan a los centros de detención para deportarlos.
Flores comenta que hasta ahora no ha habido abusos de las autoridades de EE. UU. al momento de las deportaciones, pero agrega que “donde sufren un poco más es en México, por el clima y la alimentación”.
Flores nos comenta que estos menores, al igual que los que vienen acompañados, reciben atención psicológica, y si detectan alguna anomalía, los refieren a hospitales nacionales o centros de Salud para que los sigan atendiendo. Sin embargo, aclara que los menores no acompañados están a cargo de la Secretaría de Bienestar Social, que se encarga de trasladarlos a un albergue en la zona 1 capitalina, donde les brindan hospedaje y alimento. En un lapso de 72 horas contactan a familiares de los menores para que vayan a recogerlos.
Este año, el presidente de EE. UU., Donald Trump, puso fin al Programa de Menores Centroamericanos y otros esenciales, como la Lotería de Visas y el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia.