CABLE A TIERRA

Kijonik pa Q´atzij

|

La educación bilingüe intercultural (EBI) es una de las más poderosas herramientas de inclusión que puede haber en una sociedad como la nuestra, donde al menos el 40% de la población se autodefine como indígena. Además de ser un derecho, su eficacia ha sido comprobada, tanto para la reducción del analfabetismo como para facilitar el aprendizaje en general y el posterior dominio de otros idiomas. Según la Encovi 2014, al menos un tercio de la niñez guatemalteca tiene un idioma materno que no es el español. En las comunidades rurales del altiplano central y occidental; de las Verapaces o Izabal; de algunas áreas del oriente guatemalteco y del Petén; incluso en la Costa Sur, es un asunto cotidiano escuchar la interacción fluida en estos otros idiomas, y la limitada habilidad de la mayoría de ladinos para manejarse en cualquiera de ellos.

Cuando se reconoció el carácter multiétnico y multicultural de nuestro país y se documentó la importancia que tiene para el aprendizaje que los niños y niñas reciban su enseñanza inicial, primaria y media en su idioma materno, se instituyó en el Mineduc el programa EBI. Posteriormente adquirió mayor relevancia hasta convertirse en un viceministerio. Sin embargo, casi dos décadas después, aún no ofrece cobertura real y efectiva de EBI a toda la niñez que lo necesita. La Encovi 2014 mostró que apenas uno de cada cuatro indígenas recibía enseñanza en su idioma materno.

Más preocupante aún es ver un estudio de Save The Children, realizado por el “Grupo de Análisis Estratégico para el Desarrollo” (GAED) sobre la EBI, que detectó importantes inconsistencias en la serie de datos que lleva el Mineduc sobre matriculación, mostrando que, entre el 2012 y el 2013, aumentó la matrícula EBI de forma marcada e injustificada: más de medio millón de alumnos “extra” contabilizados, equivalente a un incremento del 132% respecto del año previo. Nótese que justo en esos años se cayó la matriculación general, especialmente la de primaria, al punto de que actualmente solo contamos con un vergonzoso 81% de cobertura educativa. De allí que el dato EBI despierte suspicacia.

El incremento en la matrícula es de tal magnitud que pareciera que la EBI fuera ya universal en la educación primaria, cosa que dista mucho de ser así. El hallazgo de GAED fue presentado a la Dirección General de Educación Bilingüe (Digebi) del Mineduc en el 2016, durante un evento de Codisra. La Digebi se comprometió a revisar las cifras. Sin embargo, a finales del 2017 todavía persisten las inconsistencias.

El debilitamiento institucional que sufrió el Mineduc en ese período impide ahora también conocer la matrícula EBI por idioma indígena. El Atlas Lingüístico Educativo elaborado por GAED, con información censal de las escuelas para el año 2015, permite establecer la distribución de la demanda educativa por cada uno de los 24 idiomas maternos indígenas del país, y decir dónde, a nivel municipal y departamental, debiera darse la educación EBI. Los resultados preliminares muestran que hay 12 idiomas maternos en riesgo de desaparecer de las escuelas y que, en al menos un tercio de los municipios del país, y en cinco de 22 departamentos, la enseñanza debiese ser EBI.

Si algo decente quiere dejar esta administración del Mineduc, debería al menos auditar la calidad y cobertura EBI por idioma. La ONU, en particular Unesco y Unicef, deberían también poner atención al tema, pues la “sobreestimación” de la matrícula EBI de esos años distorsionará la medición adecuada del cumplimiento del Objetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Otra mancha más que dejará a su paso este incompetente gobierno.

karin.slowing@gmail.com

ESCRITO POR: