La cueva que descubrieron fue incendiada por los trabajadores, para evitar que escaparan los gases que emanaban, pero el fuego no se apagó desde entonces.
Desde entonces, científicos han efectuado diversas pruebas para entender mejor el fenómeno, como en el 2013, cuando el explorador canadiense George Kourounis descendió al cráter con ayuda de un traje especial y así descubrió una bacteria rica en metano.