Además, aunque el trabajo infantil en el país parece ser un fenómeno masculino, la realidad es que las niñas laboran en trabajos ocultos, como en los quehaceres del hogar y en casas particulares, por lo que muchas veces no se cuenta como trabajo infantil, señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
También el matrimonio infantil afecta más a las niñas que a los niños. En el 2011, en el Registro Nacional de las Personas se inscribieron mil 122 matrimonios de mujeres menores de 15 años, de los cuales, en sólo dos casos ocurrió con menores de la misma edad, el resto de esposos tenía entre 16 y 30 años o más.
Esos datos se destacan en el Compendio Estadístico de la Niña en Guatemala, que revela datos sobre la situación de este sector de la población.
En cuanto al acceso a la educación, un estudio del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), presentado ayer revela que hay una pequeña brecha de inversión per cápita diaria destinada para la educación de mujeres y de hombres.
Según este estudio, en promedio, entre el 2007 y el 2014, se destinó Q12.10 para la niña y Q9.11 para la adolescente, mientras que para el niño fueron Q12.12 y Q9.58 para el adolescente.
ONU Mujeres, la agencia de las Naciones Unidas que promueve la igualdad de género, señala que las niñas desempeñan diversos papeles en el hogar, la sociedad y la economía, por lo que el progreso de este grupo también es bueno para las familias, las comunidades, los países y el mundo.
“Las niñas siempre han cambiado el mundo, y esta generación puede hacerlo aún mejor”, indica la agencia.