CATALEJO

No puede dar la talla aquello inexistente

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Esta semana dictará una conferencia el venezolano de ascendencia judía Moisés Naím, uno de los intelectuales más influyentes de América Latina, pensador, columnista de opinión, autor de libros sobre economía y política y ganador de premios por su valiosa trayectoria. Se presentará como parte de Enade y sin duda alguna despertará el interés de quienes participen, sobre todo porque sus criterios están basados en muchos años de experiencia. El lunes se publicó en Prensa Libre una entrevista con él, y me llamaron la atención algunas de sus afirmaciones, entre ellas esta: “Los partidos políticos de hoy no dan la talla”, porque eso es cierto en aquellos países democráticamente avanzados, donde existen verdaderas instituciones de este tipo. No es el caso de Guatemala, ciertamente.

Aquí no hay partidos políticos. Ese término se aplica a agrupaciones cuasi tribales desprovistas de ideología, sin organización ni presencia real en el país, capitaneadas por autonombrados adalides cuyo sueño, a veces capricho, es sentarse en la silla presidencial por cuatro años y luego esfumarse. Mientras, la mayoría de quienes se unen a estos grupos recurren al transfuguismo para buscar dónde alojarse y continuar su determinación de subirse a cualquier autobús político, buscando viajar con un rumbo desconocido y no decidido por ellos, sino por los caciques. En esta situación, antes de señalar la falta de talla de los “partidos” actuales, es fundamental señalar la urgencia de fundarlos para poder así comenzar el verdadero desarrollo político del país.

Un asunto interesante en la presencia en Guatemala de Moisés Naím es el auditorio asistente a su disertación. Se trata de la élite económica del país, y como todas las élites guatemaltecas, necesita escuchar a alguien para quien el estudio de este oficio es fundamental, para no asustarse y al mismo tiempo para poder hacer halagos o críticas no basadas nada más en el efecto negativo o positivo para los intereses grupales o individuales analizados desde una perspectiva, podemos decir, de demasiado egoísmo, al cual no se le debe confundir con el egocentrismo, entendido no como la exagerada exaltación a la personalidad, sino como la importancia del ser humano. Por todo ello se deben leer y analizar algunas de las afirmaciones de este pensador respecto de aspectos políticos prácticos.

Según el disertante, debido a la ausencia de partidos políticos reales en Guatemala y el continente americano las elecciones ya no dan un mandato lo suficientemente claro y de los resultados salen grupos con el poder para bloquear a los demás, pero no para imponer sus puntos de vista (aunque sería mejor el término convencer). Los partidos políticos verdaderos deben surgir de la participación de los sectores sociales, encauzarse en un activismo político, atraer al mejor talento y fortalecer el funcionamiento y la necesidad del Estado. Cito: “En América Latina y en Centroamérica los narcotraficantes están disfrazados de pro-pobres; grandes corruptos se han enriquecido y son gente millonaria porque se roban el dinero público y se convierten en paladines del socialismo”.

' Las ideas de Moisés Naím están basadas en su experiencia y en la multiplicidad de sus calidades.

Mario Antonio Sandoval

La actual situación política del país obliga a meditar en serio. La élite politiquera actual debe ser hecha a un lado, para dar oportunidad a los “pre-milenials”, nacidos entre 1985 y 2005. La Revolución de Octubre, en el lejanísimo 1944, llevó al Congreso a muchos ciudadanos jóvenes, imbuidos por las ideas de libertad y democracia derivadas de la lucha contra el nazismo alemán y el fascismo italiano, así como de criterios de lucha política por establecer una democracia sustituta de la dictadura ubiquista. La Historia debe ser conocida y escrita sin convertirla en defensa o ataque de personas. Las ideas cuentan. Y por eso puede ayudar mucho la presencia en Guatemala de alguien con la cultura de los grandes pensadores de Occidente, como Moisés Naím.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.