En otros sectores se mantenían los cortes esporádicos de las principales rutas de acceso a la región, que ya acusaba un desabastecimiento severo, sobre todo de combustibles.
Los habitantes de la región de Aysén, a mil 300 km al sur de Santiago, comenzaron hace 12 días sus protestas, en reclamo de medidas que les permitan enfrentar su situación de aislamiento, que incide allí en un mayor precio de combustibles y alimentos.
Cansados de pagar hasta un 40 por ciento más por los productos derivados del petróleo, la gasolina y la mayor parte de los productos básicos, los vecinos de Aysén exigen la presencia del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y la instauración de un subsidio a los combustibles.
Larraín dijo este viernes que de momento no está previsto que viaje a la zona y acusó de tener una actitud “obcecada” a los dirigentes vecinales, aunque adelantó que el gobierno estudia una eventual rebaja de los combustibles.
En tanto, una polémica se generó ante los dichos del ministro de Salud, Jaime Máñalich, quien señaló que un hombre murió el jueves último por no recibir una atención oportuna de salud debido a que manifestantes impidieron el paso de una ambulancia.
Familiares del hombre, un enfermo terminal, negaron la acusación del ministro y señalaron que al momento de su muerte las vías estaban despejadas.
Por su agreste geografía, la conectividad es compleja en toda la región de Aysén, un territorio prácticamente virgen y de grandes cadenas montañosas que llegan hasta los canales patagónicos, compuestos por centenares de islas e islotes deshabitados y pequeños poblados de muy difícil acceso.
Las protestas son lideradas por el Movimiento Social por la Región de Aysén, integrado por pescadores, sindicalistas, taxistas y estudiantes.