Edwin Meza, uno de los afectados, es vendedor, por lo que debe viajar frecuentemente a los departamentos de occidente y a la capital.
Por si no la vio:
Aseguró que en lo que va del 2017 ha comprado ocho llantas, porque se le han arruinado al caer en baches, y cuatro de esas estallaron, lo que puso en riesgo su vida. El dinero obtenido por el pago del bono 14 tuvo que invertirlo en la reparación el tren delantero de su vehículo.
“No hay ni una sola carretera que esté bien, porque todas tienen infinidad de baches. Eso me ha causado problemas en el vehículo. La gente se asombra cuando le cuento la cantidad de llantas que he tenido que comprar. En la ciudad, también uno debe buscar las calles con menos hoyos”, relató.
Meza recordó que hace dos meses transitaba por la noche en el Periférico de Xelajú. Llovía, y por la oscuridad no veía bien. Pasó por un bache, y segundos después dos llantas estallaron.
“El gasto ha sido elevado, pero ahora está el bono 14 y uno tiene un dinero extra del que puede disponer. Sin embargo, cuando no es así, debo prestar dinero o adquirir compromisos con la tarjeta de crédito. Definitivamente hemos retrocedido con la infraestructura del país”, señaló Meza.
No reparan rutas
Un caso similar es el de René Monzón, quien por motivos laborales viaja desde hace 18 meses de lunes a sábado de Quetzaltenango a Salcajá. Durante ese tiempo nunca ha visto a trabajadores del Ministerio de Comunicaciones que reparen la carretera, pese a que cada vez son más los baches.
Hace menos de una semana transitaba por la autopista Los Altos y le fue imposible esquivar un bache. Al caer sintió olor a caucho y a fricción. Se estacionó, y se dio cuenta de que la consecuencia había sido un chinchón en un neumático. Días después, la llanta estalló cuando su vehículo se encontraba estacionado.
“La llanta nueva me costó Q400, lo cual me enojó mucho porque son gastos que uno no tiene previstos”, dijo molesto.
Alto costo
Tito Pérez Paniagua, mecánico automotriz, cuenta que este año han incrementado los clientes cuyos vehículos han sido dañados por baches.
La reparación del tren delantero depende de la marca del vehículo. Puede costar entre Q2 mil y Q3 mil, y el precio de las llantas depende de la marca y el tamaño, dijo Pérez.
“El problema es que la mayoría de carros en el país no están diseñados para esto. Son sedan o tipo camioneta, no son para malos caminos como los de doble tracción. Actualmente al transitar por calles y carreteras es pasar por túmulos, baches y piedras”.
Pérez relató que no hay forma de prevenir situaciones de este tipo a menos que todos los pobladores compraran vehículos cuatro por cuatro, por esta razón solo puede sugerir a los conductores conducir con suma precaución, transitar a velocidad baja en donde hay muchos baches, tratar de no caer de lado y optar por seleccionar el más pequeño para no doblar los aros.
“Cuando las personas no se percatan de un bache y caen en este pueden pegarle de lado a la llanta, en una de las partes llamada perfil, entonces la llanta estalla o a veces le pegan en el aro, algunos se pueden enderezar, pero en otros es muy complicado hacerlo. También he cambiado muchos amortiguadores reventados por los baches y en el mejor de los casos solo se desajustó el tren delantero”, señaló Pérez.