“Quítese los lentes, quiero verlo a los ojos”, le ordenó el valiente juez al dirigirse a un eminente miembro de la Cosa Nostra, al iniciar el dramático juicio que culminaría con la condena de todo el pueblo italiano contra los mafiosos.
La obra escrita y actuada por Marco Stizza, italiano, y Juan Pablo Asturias, poseedor de la vena artística de su tío abuelo, Miguel Ángel Asturias, está basada en hechos reales, fragmentos literales de interrogatorios practicados a los mafiosos en los juicios de 1993.
Es un homenaje a la rectitud, la honorabilidad de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellini, brutalmente asesinados con mil kilogramos de dinamita. La preeminencia de lo moral sobre cualquier cosa. El juez sube al estrado con la ley en la mano y la razón de su parte. El acusado se pavonea en la sala con anteojos oscuros y una pistola escondida en su ropa. Empieza el interrogatorio, el público de testigo. El juez, sereno; el mafioso, furioso, amenaza, agrede a gritos, quiere asustar, pero se le condena. La justicia condena: cadena perpetua.
Las actuaciones de Stizza y Asturias fueron contundentes. El escenario no necesitó más, se llenó con la estatura de estos dos artistas. Diálogos brillantes, mitad en español, mitad italiano, bien expresados y lo hacen creíble.