Sin embargo, Ortega rechazó este martes comparecer ante el Tribunal Supremo de Justicia.
“No acudí al TSJ, no voy a convalidar un circo que teñirá nuestra historia con verg enza y dolor y cuya decisión está cantada”, declaró Ortega, en un pronunciamiento ante la prensa en la sede del Ministerio Público.
La Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -acusado de servir al gobierno- tenía previsto comenzar la audiencia en la que determinará si Ortega incurrió en “falta grave” para su remoción.
Ante los magistrados, el diputado oficialista Pedro Carreño argumentó su solicitud de antejuicio de mérito contra la fiscal, a quien acusa de “mentir” al afirmar que no avaló la elección de 33 magistrados hecha en 2015 por el anterior Parlamento de mayoría chavista.
“No descansaré hasta que Venezuela recobre el camino de las libertades”, prometió esta abogada de 59 años, en un mensaje al país en víspera de la audiencia.
“No los reconozco (a los magistrados), con este acto quedará abierto el camino para aniquilar con vías violentas el descontento popular. Ya sabemos que desde el día de hoy va a operar mi remoción”, manifestó Ortega.
Apoyada por la oposición y chavistas críticos de Maduro, Ortega se convirtió en la voz más dura contra el presidente, responsabilizándolo de la “ruptura del orden constitucional”, que denunció tras fallos del TSJ que minaron al Poder Legislativo, bajo control opositor.
La arremetida del Gobierno en su contra caldeó aún más la profunda crisis política e institucional del país, sumido en el colapso económico y desde hace tres meses en una ola de protestas opositoras, que dejan 89 muertos.
La “orteguización” del chavismo
En lo que llamó la “hora cero” que marcará una “rebelión” masiva y simultánea contra Maduro, la oposición convocó el 16 de julio a un plebiscito simbólico contra una Asamblea Constituyente convocada por Maduro, dos semanas antes de la elección de sus miembros.
En abierto desafío al Gobierno, la fiscal emprendió una batalla contra esa Constituyente, por considerar que violenta la democracia y destruye el legado del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013).
“Me dan asco los traidores y traidoras, que pretendan hablar en nombre del comandante Chávez y salgan a apoyar a los violentos (opositores), porque subestiman al pueblo”, dijo Maduro.
Para el politólogo Luis Salamanca, Ortega busca quitarle a Maduro “la fuente de legitimidad que da Chávez”, lo que llevaría a una mayor fractura en el chavismo y lo dejaría “muy debilitado”.
“Esa gente va con todo contra quien se lo oponga, por eso buscará sacarla del juego. El gran peligro que tiene Maduro es que se le orteguice lo que le queda del régimen”, declaró Salamanca.
Carreño pidió también al TSJ evaluar la salud “mental” de Ortega y, a petición suya, el máximo tribunal le impuso prohibición de salida del país y congeló sus cuentas y bienes.
Como preámbulo a la audiencia, el TSJ consideró en “desacato” a Ortega al anular el lunes la citación que hizo contra dos generales de la Fuerza Armada, acusados de violar derechos humanos durante las protestas.
Vinculada también al oficialismo, la Contraloría inició una auditoría al señalar a la gestión de Ortega de posibles irregularidades administrativas.
Radicalización de la crisis
Analistas dan por descontado que habrá juicio contra la fiscal, pero su destitución sólo puede decidirla el Parlamento, lo que augura un nuevo episodio en la crisis.
De pie y con nutridos aplausos, los opositores la recibieron el lunes en el hemiciclo parlamentario, desde cuya tribuna Ortega llamó a luchar por “la restitución” de la democracia y el Estado de Derecho.
“Se vislumbra la radicalización de la crisis y la desaparición de la precaria gobernabilidad. Nos aproximamos a un Estado fallido”. José Ignacio Hernández, politólogo.
Pero aunque el Legislativo se niegue a destituirla, sus decisiones son desconocidas por el TSJ, que lo considera en desacato desde que la oposición tomó el control parlamentario en enero de 2016.
“Estamos ante un intento de golpe de Estado en contra de la fiscal, al querer removerla del cargo fraudulentamente. Esto pondrá más en evidencia el uso político del TSJ y la fractura del bloque estatal de poder”, dijo el constitucionalista José Ignacio Hernández.
El politólogo chavista Nicmer Evans, férreo crítico de Maduro, consideró el antejuicio “absolutamente ilegal, ilegítimo, írrito y atentatorio de la división de poderes”.
Intentando contragolpear, la fiscalía pidió información a Estados Unidos sobre dos sobrinos de la primera dama, Cilia Flores, condenados en ese país por narcotráfico.