ENCRUCIJADA

Nuevo fulgor de la integración centroamericana

Juan Alberto Fuentes Knight

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La elección de Vinicio Cerezo como secretario general del Sistema de Integración Centroamericano (Sica) puede contribuir a reactivar y renovar la integración centroamericana. Se trata de un expresidente que contribuyó de manera decisiva a que la paz se impusiera en Centroamérica a finales de los ochentas. Ahora tendrá la responsabilidad de dar un paso más, y de fortalecer la cooperación y la integración entre los países de la región. El desafío ocurre en un momento difícil, porque actualmente existen hondas diferencias entre gobiernos, especialmente entre Nicaragua y Costa Rica, que al no resolverse han obstaculizado cualquier avance de la integración.

Cerezo, con la experiencia que ya tuvo al facilitar el proceso de paz en Centroamérica, podría aprovechar sus capacidades políticas para contribuir a resolver estos problemas gradualmente. El hecho de que los presidentes centroamericanos se hayan puesto de acuerdo para nombrarlo crea cierta esperanza de que él pueda convocarlos, superar conflictos y favorecer convergencias.

Parte del desafío no será solamente político, sino técnico, en el sentido de que los componentes y la estrategia de integración deben definirse con mucha precisión a la luz de las diferencias políticas que existen. Una estrategia exitosa en el pasado, hace ya varias décadas, fue concentrar la integración en el ámbito económico, evitando que diferencias en lo político “contaminaran” al proceso de integración. Ello permitió que en la década de 1960 el Mercado Común Centroamericano fuera considerado como la experiencia más exitosa de integración económica entre países en desarrollo en el mundo, a pesar de que en la región coexistían democracias con dictaduras.

Actualmente el proceso de integración es más complejo, y existen áreas nuevas en que es fundamental la cooperación, como la seguridad y la justicia, o el medio ambiente, pero habría que acotar la integración a un “núcleo duro” de muy pocos temas, partiendo de lo económico. Vinicio Cerezo podría contribuir a darles nueva vida. Avances exitosos en estas áreas podrían luego crear espacios para gradualmente extender la integración a nuevas áreas si los gobiernos y las sociedades centroamericanas estuvieran de acuerdo.

Sería nefasto volver a propuestas “morazánicas” de integración política. Los vacuos acuerdos “políticos” de integración que se suscribieron después de los acuerdos de paz de Esquipulas tuvieron un impacto muy limitado, y a veces negativo, sobre el proceso real de integración centroamericana.

Otros son los caminos. Parece casualidad la feliz coincidencia entre el nombramiento de Cerezo y la constitución de una Unión Aduanera que incluye a Guatemala y a Honduras. Una unión aduanera que, al evitar que se tenga que pagar el IVA en las aduanas, contribuye a crear un territorio comercial común, o un mercado verdaderamente integrado, intensifica la integración económica y promueve la inversión y el empleo. Incluir al resto de países centroamericanos en la unión aduanera debiera ser uno de los ejes para profundizar su integración. La voluntad política para avanzar en ese sentido puede ser favorecida por una persona como Vinicio Cerezo, con un acompañamiento técnico que debiera proporcionar una renovada Secretaría de Integración Económica Centroamericana (Sieca).

Y habrá otros desafíos, como superar las diferencias que existen actualmente entre Costa Rica y Nicaragua, quizás con una reducción de tensiones y con avances graduales favorecidos por el proceso de integración económica o ambiental. Hay que felicitar a la Cancillería guatemalteca por haber logrado que Cerezo fuera elegido a este importante cargo centroamericano. Genera optimismo en un momento en que se necesita.

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