ALEPH
Que la Cicig entre a la Usac
La queremos bien, por eso la queremos limpia. No queremos perder la única universidad pública y autónoma del país, queremos que una nueva ética defina su transformación. Queremos rescatar el espíritu de aquella primera Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), conformada en mayo de 1920, que entendió bien el significado de autonomía y luchó por él. Queremos que sea un campo fértil de conocimientos para las nuevas generaciones, no un nido para mafias disfrazadas de academia.
Recordemos que no hace mucho hubo un período de ocho años (¡!) durante los cuales la Contraloría General de Cuentas (CGC) no pudo entrar a la Usac, porque el rector de turno avisaba antes a los estudiantes de una AEU corrupta, para que estos impidieran la entrada de la CGC —vía amenazas de muerte y otras intimidaciones— a esa casa de estudios. Pero hablemos, por ejemplo, de la contratación de los profesores. La legislación interna de la Usac obliga a los decanos a sacar las plazas vacantes a concursos de oposición. Sin embargo, hace mucho tiempo se cuentan muchos más profesores interinos que titulares en prácticamente todas las facultades. Esto no solo tiene que ver con los contenidos y la calidad de la educación en una universidad que, en una sola de sus facultades, cuenta con el mismo número de estudiantes que el total de ellos en una de las universidades privadas de Guatemala. Tiene que ver con decanaturas corruptas que no sacan a oposición las plazas. Lo anterior favorece 1.) que los interinos le generen “ahorro” a sus facultades, que supuestamente servirá luego para cubrir gastos administrativos que nadie sabe a ciencia cierta qué son; y 2.) que muchos de esos interinos sean amigos de los decanos, lo cual les provee de operadores políticos útiles en momentos de reelección, por ejemplo.
Podríamos hablar también mucho más de la AEU, pero diremos apenas que se quedan con la mayor parte de las ganancias que reportan diversos servicios que se prestan en la Usac. Fotocopiadoras, cafeterías, ventas de lo que se nos ocurra dentro del campus central, todo habla de privatización para el propio beneficio. Y la pregunta es si no es corrupción subarrendar propiedades públicas. Incluso parece que parte del local de la AEU (que es para fines estudiantiles) está alquilado a una cafetería. La renta no le queda a la Usac.
“La Universidad de San Carlos de Guatemala estuvo presente por medio de sus egresados en los órganos del Gobierno Republicano, así como en la Primera Asamblea Constituyente Centroamericana de 1823 a 1824 y en la Primera Constitución Política del Estado de Guatemala, en 1825. Por lo que se podría decir que la Universidad de San Carlos proporcionó los cuadros intelectuales que le dieron vida y forma a las primeras instituciones del período Republicano. (Pinto Soria, J.C. Raíces Históricas del Estado en Centroamérica. 1983. Pág. 160). Traducido a la representación actual de la Usac en Comisiones de Postulación y otras instancias del Estado, la “U” tiene aproximadamente 80 de los suyos en diversos espacios. Complejo, porque si esas personas no son honestas, se pliegan fácil a la corrupción y la llevan de vuelta a la Usac.
Podríamos hablar de compras sobrevaloradas de propiedades que no sirven para el propósito para el cual fueron adquiridas; del cobro no controlado de parqueos; o de los lugares cercanos a la “U” donde venden alcohol y hasta por Q2 pueden poner ron en el “pachón” de un estudiante. El Estado guatemalteco está cooptado, y es una red de redes que alcanza también a la Usac. A pesar de ello, hay mucha juventud formándose en sus aulas, hay buenos maestros y maestras, hay ganas de volver a imaginar otra Usac. Que la chilquee la Cicig.
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