Olivia Jaras, fundadora y CEO de Salary Coaching for Women, refiere que las mujeres de entre 55 y 64 años que pretenden jubilarse han ahorrado durante su vida 69% respecto de lo que han ahorrado los hombres.
Según Jaras, el asunto es lamentable si se toma en cuenta que la mujer estadounidense gana 70% y 78% menos que los hombres, y peor aún si hoy las mujeres de 65 años tienen una esperanza de vida de 88.8 años.
Ante ese escenario, la jubilación es todo un desafío.
Olivia Jaras disipa algunas dudas al respecto.
¿Con cuánto tiempo se deben hacer proyecciones financieras?
Lo ideal sería proyectarse apenas uno se dé cuenta de que tiene la necesidad de jubilarse.
Asumimos que la jubilación no llega hasta cierta edad y que tenemos que trabajar muy pero muy duro, pero el problema es que rara vez durante esos años nos sentamos a pensar en el objetivo final: más tiempo libre y la automatización de ingresos.
Lo que sugiero es que eliminemos la predisposición a pensar de manera tradicional.
Matemáticamente, ¿hay una fórmula que ayude a establecer el porcentaje anual que se debe destinar?
Esto depende del estilo y la calidad de vida que uno quiere a largo plazo.
Cada dólar es un “soldado” capaz de generar más dólares. Si ese soldado se pasa la vida sentado en mi cuenta de ahorro, sin trabajar para generarme más ingreso, voy a limitarme intencionalmente.
Hay que poner nuestros ahorros —por pequeños que sean— a trabajar.
Tampoco creo que haya que resignarse a no trabajar en la jubilación. Esta es la etapa en que los frutos del trabajo no se ven envueltos en una fórmula matemática, pueden darse trabajando en lo que me apasiona y por fin haciéndolo a mi manera.
¿Cómo puedo maximizar los beneficios obtenidos por la jubilación si los del Seguro Social no son suficientes?
Solo hay dos opciones:
1) Estirar la moneda y acortar gastos. Buscar una vida más simple y encontrar los descuentos donde se escondan.
2) Replantearse la idea de no hacer nada en jubilación. Tal como el dicho de “la juventud se desperdicia en los jóvenes”, a veces es una verdadera pérdida ver cómo décadas de capital intelectual y la experiencia se desperdician en la jubilación.
Tal es el caso de una mujer que consideró jubilarse porque no entendía la tecnología de la misma forma que sus colegas jóvenes, pero dada su larga experiencia se convirtió en una de las asesoras más cotizadas de su industria.
