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Sin embargo, hubo otros que decidieron quedarse, con el único objetivo de proclamarse campeones, ya que le han jurado amor eterno a la camisola amarilla.
Mario Vásquez, Fredy Orellana, Cristian Reyes —exChiantla—, Osman Reyes, Otto Ramos, Francisco Llamas, Josualdo Rodríguez y Jonathan Estrada, son de esos exponentes que demuestran pasión y locura por el aluvión amarillo. Incluso, han rechazado la oferta de otros equipos porque quieren hacer historia con el terruño que los vio nacer y crecer.
“A Guastatoya me une un fuerte lazo. Acá nací, crecí y continúo desarrollándome. Es un orgullo representar a mi pueblo. Cuando defiendo sus colores me siento el jugador más feliz del mundo”, confiesa emocionado Mario Vásquez, el lateral izquierdo que no da ningún balón por perdido y que es peligroso con sus diagonales a la ofensiva.
Este grupo de futbolistas, sin duda alguna, tiene tatuado en su corazón uno de los días más memorables para los pechoamarillo, cuando el 1 de junio del 2014, en una dramática serie de penaltis, derrotaron a Sacachispas para ascender por primera vez a La Liga Nacional.
“Fue algo especial. Solo lo había imaginado, pero gracias a Dios se logró hacer realidad”, recuerda Otto Ramos, uno de los defensas centrales con los que cuenta el timonel Amarini Villatoro y que en esta campaña ha sido golpeado por las lesiones.
“Es algo lindo seguir con el equipo. Ahora ya no soy aquel jugador nervioso e inseguro. He madurado mucho”,
El 19 de julio de ese mismo año también sucedió algo especial para ese conjunto de guerreros. Les tocó disputar su primer partido en la Liga Nacional, aunque el resultado les golpeó su orgullo —derrota por 4-0 contra Petapa, de visita—.
Fredy Orellana, el segundo goleador más importante de los orientales en la Liga de los Consagrados —18—, Cristian la Iguana Reyes, Mario Vásquez y Osman Reyes fueron los que tuvieron el honor de tener minutos en ese enfrentamiento, que se encargó de marcar un antes y un después en la historia de los orientales.
“Es algo lindo seguir con el equipo. Ahora ya no soy aquel jugador nervioso e inseguro. He madurado mucho”, dijo el Perro Orellana, quien desde el 2009 da todo por Guastatoya.
Además de poseer ese espíritu combativo, que quedó comprobado en la llave semifinal contra Petapa —clasificaron con un gol en el tiempo de reposición y en condición de visita- los futbolistas han demostrado solidez, pese a que han pasado por dos claros procesos de trabajo: uno con el timonel uruguayo Ariel Sena y otro con el guatemalteco Amarini Villatoro.
“Al técnico Sena le debo lo que soy. Él creyó en mí. Desde el 2009 que llegué a un prueba, junto a Fredy Orellana, me demostró respeto y capacidad”, agrega el zurdo Vásquez, oriundo del barrio el Calvario.
A pesar de que la salida de Sena y de ocho jugadores claves, más el cambio de directiva, hizo tambalear la estructura oriental, los futbolistas que se quedaron, más los que llegaron procedentes de la Primera División y la Liga Nacional, se han fusionado para encontrar un común denominador: sed de triunfos. ¿Podrá la identidad y la agresividad de los pechoamarillo contra la experiencia y necesidad de Municipal?