En busca de una mejor preparación académica, a los 9 años regresó a Cobán, para cursar tercero primaria, donde le tomó tiempo adaptarse a una nueva vida.
Villatoro recuerda que el futbol siempre ha estado presente en su vida. Su amor empezó en el estadio José Ángel Rossi, al que iba con su padre Porfirio Juan Villatoro desde pequeño y en el que disfrutaba cada minuto al máximo.
El amor por el futbol empezó en el estadio José Ángel Rossi, al que iba con su padre Porfirio Juan Villatoro desde pequeño.
Luego el entrenador Juan Luis Hernández le dio la oportunidad en los campeonatos municipales con los jugadores sub 15, y empezó a interesarse más, por lo que tomó los cursos de su preparación como técnico.
“Creo que mi mamá aún está molesta conmigo ya que siempre me lo recuerda, porque en el 2006 había cerrado la carrera de Derecho, siendo un buen estudiante durante los cinco años. Aunque ya dirigía la especial de Cobán y había descuidado un poco mis estudios, cerré sin problemas. Cuando recibía las clínicas penales y civiles, se me presentó la oportunidad de ir a Costa Rica a dirigir y sin pesarlo dejé tirada la carrera”, recordó con una sonrisa Villatoro.
El amor de una madre es tan grande, que sin importar el enojo siempre lo ha apoyado en cada uno de sus sueños, pese a que desde hace 12 años vive en Estados Unidos, está pendiente de su carrera, y aunque no sepa mucho de futbol siempre lo escucha y motiva a seguir adelante.
Es por ello que como una forma de rendirle un homenaje a su madre, Pedrina de León para mostrarle su cariño y agradecimiento en cada partido que dirige siempre porta alguna prenda que ella le regaló.
El famoso suéter azul que portó durante la llave de acceso a las semifinales del Clausura 2017 fue obsequio de ella. En otras ocasiones pueden ser calcetines, un reloj, alguna playera, pero siempre la lleva cerca en los momentos importantes, lo que se ha convertido en una cábala para el entrenador.
Una nueva motivación
Hace 15 meses tiene otra perspectiva de ver la vida y que le permite comprender mejor a sus jugadores. Es así como su pequeño Jean Carlo, de 6 meses, le da una motivación extra cada día.
“Es algo que vino a cambiar mi vida, el sentimiento hacia a él me ata y tranquiliza. Antes era muy frío con los muchachos, cuando se trataban temas familiares, ya que no entendía lo que pasa en la mente de los jugadores con la familia, pero mi hijo me ha ayudado a comprender esos sentimientos”, expresó el estratega.
El entrenador se define como una persona tranquila, y muy emotiva, su actitud en la cancha es completamente diferente a la que muestra fuera. Sus días en Guastatoya son de los más normales, pues después de los entrenamientos se dirige a su apartamento a ver series televisivas o películas, además de ser un obsesionado del futbol, pues cuando encuentra alguna transmisión de cualquier partido siempre lo ve para seguir aprendiendo y mejorando.
Villatoro puede convertirse en el entrenador nacional más joven en conquistar un título, pero se mantiene tranquilo y espera que su estrategia sea eficaz.