“Es una mala práctica entre los trabajadores y sus jefes, y en la mayoría de los casos no se denuncia por temor a perder el empleo”, aseguró.
Buenafé añadió que los casos más comunes del acoso en los centros de trabajo son usar apodos, insultos, maltrato, exceso o recarga de tareas para un trabajador, gritos y somatar la mesa a un empleado genera un bajo rendimiento laboral.
Agregó que el 80 por ciento de los casos de bullying se dan entre mujeres y 50 por ciento entre los hombres, en el sector privado y público.
El experto dijo que muchos de los casos de acoso son por la competencia de los puestos donde el subalterno desarrolla más capacidades y habilidades que su jefe inmediato; promoción laboral y cuando el empleado exige un aumento de salario.
Abandono
Adolfo Lacs, secretario general de la Unión Guatemalteca de Trabajadores (UGT), indicó que en las empresas y el sector público se dan tres niveles de acoso que son el institucional, que lo promueve en su mayoría los jefes inmediatos, el personal y el cultural o social.
“En ocasiones los empresarios promueven el acoso para que el empleado renuncie y así no pagar sus prestaciones de ley”, resaltó.
Lacs agregó que cuando un trabajador sufre de bullying este empieza a representar manifestaciones de abandono laboral y enfermedades.
“Muchas personas que son sensibles prefieren retirarse de las empresas por el constante acoso que son objeto por sus compañeros”, subrayó.
Según el representante de la UGT, el acoso que sufren las personas es una de las causas para que los trabajadores se depriman y se refugien en el alcoholismo y drogadicción.
“Tenemos casos donde empleados de entidades públicas y empresas tienen altos niveles de alcoholismo y esto es grave”, precisó.
Buenafé manifestó que uno de los problemas de la legislación laboral actual es que no existen sanciones para penalizar en las empresas el acoso por parte de los trabajadores.
“Al igual que en el nivel educativo se debe combatir el acoso en los centros de trabajo”, añadió.