CATALEJO
Muy merecida distinción
Constituye un justo y digno reconocimiento la entrega de la Orden del Quetzal a Edmond Mulet, realizada el viernes en la Cancillería. Es, además, un acierto del canciller, Carlos Raúl Morales. Se trata del guatemalteco con la mayor trayectoria político-diplomática al haber llegado a ser el Secretario General Adjunto de la ONU en el período de Ban ki Moon y a dirigir la misión enviada a causa del terremoto de Haití. Ha sido un servicio a Guatemala hecho discretamente, poco reconocido en nuestro pequeño y subdesarrollado rincón chapín, pletórico de tanta envidia y descalificación.
Ahora, la ONU lo llama de nuevo. El nuevo Secretario General, Antonio Guterres, le solicitó una misión delicadísima: ir a Siria a encabezar el panel conjunto de esa entidad y de la Prohibición de Armas Químicas, del Consejo de Seguridad, con el fin de verificar el uso de armas químicas. Ya fue Subsecretario General para las operaciones de paz, 2011-2015, y jefe de la misión en Haití, embajador en la Unión Europea y en Estados Unidos, donde rechazó el grotesco autogolpe del delincuente Serrano, así como presidente del Congreso de Guatemala, diplomático y periodista.
En su discurso Edmond tuvo un gesto generoso: mencionar a los guatemaltecos integrantes de las misiones diplomáticas y de entidades pertenecientes a la ONU para trabajar por la paz. Se refirió a los militares guatemaltecos asesinados por guerrilleros en el Congo, en el 2006, y quienes perecieron por el terremoto de Haití en el 2010, así como los hoy desplegados como observadores en Colombia. Se trata de hechos cercanos, pero ya olvidados en la Guatemala de hoy. Ahora va a Siria, donde se está escribiendo con rapidez la historia actual. Le deseo mucha suerte y estoy seguro de su capacidad para esa difícil y tarea.
La primera centena