En la reunión bienal, la cita más importante del organismo de las Naciones Unidas, la Cepal presentará la propuesta “Cambio Estructural para la Igualdad”, que propugna un “Estado distinto” que tome “un camino concreto hacia el crecimiento a largo plazo.
La reunión apunta a “definir” un Estado que adopte políticas industriales orientadas a dotar de mayores capacidades y competitividad a actividades con potencial de especialización e incorporación de progreso técnico, y que diversifique la estructura productiva “con sectores de alta productividad y mayor eficiencia ambiental”, dijo Bárcena en un comunicado.
La región requiere de “una institucionalidad robusta, eficiente, capaz de regular, orientar, seleccionar e incluso financiar gran parte de proyectos de desarrollo”, según el documento que servirá de base a las sesiones.
En ese sentido, añade, el papel del Estado será clave en “concertar” a los diversos sectores para “plasmar” pactos sociales que garanticen voluntad y sostenibilidad “en la nueva visión de desarrollo”.
Las economías en desarrollo, según el informe, se caracterizan por presentar una fuerte heterogeneidad, con una parte significativa de la fuerza de trabajo en condiciones de informalidad o en actividades de subsistencia.
Hasta ahora, advierte la Cepal, “ningún país de América Latina y el Caribe ha logrado en el largo plazo la combinación virtuosa entre un elevado crecimiento del empleo y la productividad, condición necesaria para superar la pobreza y la desigualdad”.
Para la CEPAL, a la región le ha costado retomar el sendero del crecimiento después de la crisis de la deuda sufrida a comienzos de la década de 1980.
Las positivas tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) alcanzadas entre 2003 y 2010, de 3.8% en promedio regional, no lograron equipararse a las de la década de 1970, de 5.7%.