Ventura Pérez quería ser maestra, al menos eso recuerdan los maestros que en la primaria compartieron con ella. “Era una niña muy activa y soñaba ser maestra”, recordó al momento del sepelio Elena López, una maestra de la escuela de la localidad.
Yoselin, según recordó Claudia Ventura, su madre, ya no quería estar en resguardo del Hogar Seguro y, 15 días antes de la tragedia habló y pidió a la madre que hiciera las gestiones para poder regresar a Malacatán.
“No la quería en estas condiciones”, lamentó la madre mientras despedía el cadáver de su hija, en compañía de decenas de personas del pueblo.
Ventura trabaja en Tapachula, México y según ella misma reconoció, no sabe por qué vecinos presentaron la denuncia de malos tratos a su hija. “No era cierto, yo trabajo en Tapachula vendiendo ropa para poder darle lo mejor a mis hijos”, sostuvo la madre durante el último adiós a su hija.
Piden reconocimiento
La comunidad, unida por el dolor que provocó la muerte de Yoselin, demandó al Gobierno que reconozca la responsabilidad en el sinietro y se castigue a los culpables.
“Le pedimos al Gobierno que reconozca que son los culpables de esta tragedia ocurrida en un lugar donde se suponía que las 40 niñas iban a estar protegidas”, dijo uno de los líderes de la comunidad.
Como un intento de materializar el sueño de Yoselin de ser maestra, la familia preparó una mochila con útiles escolares que fue colocada en el féretro.